Opinión

Toca reflexionar

TOCA reflexionar. A partir de esta medianoche se acaba la campaña electoral. Los partidos mayoritarios, de forma especial socialistas y populares, tienen a su parroquia. Una bolsa de votos estable, un granero formado por incondicionales que no se despegan de las siglas ni con agua hervida. Personas que siempre van a votar por los mismos o, como mucho, si se sienten muy ofendidos por el comportamiento de los suyos en un momento determinado, se quedan con la papeleta en el bolsillo. Entre ese grupo están también los prosélitos que llenan los mítines y muchos de los peones que trabajan fervorosamente en cada convocatoria para que su candidato llegue al poder. También, por qué no decirlo, un buen número de paniaguados y estómagos agradecidos que han prosperado a la sombra de una determinada facción política o, en su defecto, han logrado sobrevivir, que no es poco. Ninguna de las formaciones que ha gobernado en nuestras administraciones locales está libre de pecado. Todas cuidan de su gente. Cuando se llega al gobierno, quedan favores que pagar. Siempre hay quien pasa la factura por los servicios prestados. En todo caso, el apoyo de los devotos casi nunca es suficiente para decantar la balanza hacia un lado o hacia otro. Por eso, pasa lo que pasa en cada convocatoria. Unos y otros se desfondan. Hay que convencer a los que no vienen convencidos de casa.

Se acaba una campaña que deja abiertas muchas opciones en el Ayuntamiento de Lugo

En esta campaña que estamos a punto de clausurar, la gente que se dedica a realizar sondeos de opinión no lo ha tenido nada fácil para acertar en los pronósticos. Veremos en un par de días si realmente hicieron diana con sus vaticinios. Si esas encuestas aciertan, al menos las que conocemos, todavía quedaba hace unos días un porcentaje muy elevado de indecisos. Bien es cierto que pueden darse dos escenarios diferentes. No es para nada descartable que los entrevistados mientan como bellacos. Eso explicaría, en parte, los sonoros éxitos demoscópicos cosechados en las últimas elecciones. También puede ser que el personal sea sincero y, a estas alturas de la película, no tenga todavía muy claro a quien va a darle a su apoyo. Ni siquiera si va a tomarse la molestia de acercarse a las urnas el próximo domingo. De todas formas, incluso en la nómina de electores vacilantes habrá personas que dudan entre votar por uno u otro partido, pero sí saben qué papeletas no van a meter en el sobre el 24 de mayo. Bajo ningún concepto. Algo es algo.

ALTERNATIVA

El Partido Popular ha convertido en uno de los principales argumentos de su campaña la idea de que su propuesta es la única que puede dar estabilidad a los gobiernos locales. Sus principales líderes han repetido hasta la saciedad en esta provincia que frente a un conglomerado de partidos, una masa informe en la que supuestamente se han descompuesto el BNG y el PSdeG, sólo hay una alternativa capaz de dar seguridad a los ayuntamientos con decisiones sensatas. El mensaje, que se ha reproducido en todos los actos electorales, es que los rivales «son los mismos», se entiende que socialistas y nacionalistas, pero ahora más «divididos y fragmentados» en siglas de nuevo cuño, a las que también se incorporan elementos subversivos dispuestos a cargarse el sistema. De hecho, en los últimos días, el presidente Feijóo se dirigía a todos los votantes moderados, fuesen habitualmente suyos o del vecino, para frenar las mareas y evitar la posibilidad de que las olas lleguen a tocar el muro del poder.

Si los sondeos aciertan, el voto puede estar realmente dividido. En todo caso, en la capital lucense, a diferencia de lo que vino sucediendo en otras convocatorias, también se resquebraja por la derecha. Con más o menos posibilidades de entrar en la corporación, en esta ocasión las opciones se reparten entre los populares, la marca emergente de Ciudadanos, la candidatura de UPyD y Foro Lugo. Habrá que ver hasta dónde llega la cosecha, pero sus candidatos están sachando en la finca de los populares. Por la izquierda, al BNG y al PSdeG se le suman otros aspirantes a la Alcaldía. Uno conocido, Esquerda Unida, aunque sea dentro de la Alternativa Cidadá de Esquerdas, y otro de reciente creación, Lugonovo, que cuenta con el apoyo explícito de Anova, Compromiso por Galicia y Podemos. Ocho listas a las que hay que sumar la del Partido Animalista.

MAYORÍAS CARAS

El actual alcalde reconoció esta semana que las «mayorías absolutas están caras». Los populares dicen en público que es posible, pero con la boca pequeña algunos reconocen que será difícil alcanzar los votos necesarios. Si ningún partido llega a los 13 concejales, habrá que negociar para formar gobierno. La cosa está así. El BNG y LugoNovo dicen que no pactarán con López Orozco y Esquerda Unida que no lo hará con el «bipartidismo». Ciudadanos aclara que puede llegar a acuerdos con la derecha o con la izquierda, pero dejará gobernar a la lista más votada.

Ahora toca reflexionar a los electores. La noche del 24 de mayo, si las encuestas no andan muy desencaminadas, serán otros los que tendrán que darle a la cabeza. A fin de cuentas, alguien tendrá que gobernar el Ayuntamiento de Lugo. Con o sin mayoría absoluta.

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