Opinión

Momento de recapitular

CON UN pie en la calle, entramos y salimos con horarios establecidos; mientras nuestra cabeza considera el momento de plantearse preguntas que ayudan a asimilar la experiencia de este peregrinar guerrero llamado Covid-19. 

Muchos expertos, sobre todo militares, hablan de estrategia global y no de epidemia o de pandemia, conceptos éstos que enlazan a un control sobre las personas por aquellos que dirigen la humanidad. Se trataría de reducir la población mundial para implantar cada vez más individuos con directrices de interés y con poderes ocultos. Ello se incluiría en una parte denominada religiosa en donde dominaría claramente el mal. 

No se trataría, por tanto, de una pandemia ni de una epidemia; aunque arrastre comportamientos de caos social que conlleve al acopio de productos de alimentación, medicamentos y demás necesidades fundamentales. El miedo formaría parte del fruto a expandir para desordenar la vida y contribuir directamente al recorte de independencia. El control de la humanidad tiene muestras en un pasado reciente. Las referencias nos llevan al atentado del once de septiembre de 2001: el secuestro de aviones comerciales que impactaron en diversos objetivos en Nueva York y causaron la muerte de tres mil personas y más de seis mil heridos. El 11-S ilustra el cambio social de abolir derechos. Se atacó como guerra contra el terrorismo; pero en los términos que nos incluyen podemos hablar que una guerra a la humanidad. 

Defender las instituciones y su buen control se está convirtiendo en la mejor inmunidad para una sociedad a prueba de manos negras y poderes ocultos

A partir de entonces los controles se instalaron en nuestras vidas. El coronavirus sería un nivel más en el ascenso hacia potenciar la inspección a los humanos. 

El virus comenzó en China y parece claro que lo hizo de forma artificial, labrando el genoma con mutaciones no accidentales, un virus que ha permitido ver quién obedece y quién no a las exigencias del aislamiento. 

Los expertos están en alerta respecto a cuáles van a ser las secuelas. No tenemos vacuna, se habla que llegará a finales de año; pero sí suenan ya los corona detectives para seguimiento de los contagiados. La desescalada parece incluir una alta probabilidad de vuelta a la infección masiva. 

Una empresa española de inteligencia artificial trabaja con la voz como identificación de contagio. No sólo nos afectaría personalmente, reconocería con quien hablamos y con quien nos cruzamos, sumándose así al cambio que estamos sufriendo en los derechos de privacidad. 

Defender las instituciones y su buen control se está convirtiendo en la mejor inmunidad para una sociedad a prueba de manos negras y poderes ocultos. A estas alturas llegar a la conclusión que las personas son el mayor enemigo para ellas mismas, revalida que haya planificadores de reducir la población, tomar el poder y controlar la economía mundial.

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