Opinión

Estrategias de batalla

LOS APLAUSOS de balconada españoles se contagian al mismo ritmo que nuestro Covid-19 se dispone a superar las cifras alcanzadas en Italia. Cuando los hábitos de comportamiento son indignos se recurre a las cacerolas como timbales guerreros que emulan a turcos, árabes o egipcios. Vivimos esta contienda poniendo a prueba la estrategia personal e intransferible de convivir, sobretodo con uno mismo; mirarse en situaciones extremas y mantener estabilidad psicológica frente al encarcelamiento involuntario. Mientras en la retaguardia casera calentamos con vistas a la gran batalla, los sanitarios y protectores públicos de las fuerzas de Seguridad del Estado combaten en primera línea de fuego multiplicando panes y peces para hacer posible mantener las barricadas. Ellos llevan a hazaña estirar los exiguos recursos que han puesto en sus manos y esta realidad de escasos medios y limitada tropa asegura que estamos ante una guerra de desgaste; pero el pueblo pocas veces ha sido comprendido por los que mandan, lo que no impide recordar a Moisés: "Pueblo sabio y entendido, Nación Grande Es Esta!".

No vemos el aire pero sí las consecuencias de lo que transporta. Conduce destacamento invisible y avanza garantizando supervivencia en tiempo y lugar. Cada elemento de esta invasión silenciosa tiene su papel y amenaza a nuestra tropa de infantería que, situada en los hospitales, ocupa y mantiene la custodia del polvorín. Estos profesionales sanitarios son el Código de Hammurabi, las leyes que diferencian entre el dicho y el hecho para distinguir al buen jefe.

Los protocolos mandan a la guerra combatientes dispuestos a salvar vidas mientras los calculadores cruzan estadísticas para presentar una cartilla moral que los exalte ante los humildes, sin necesidad de defensa propia. Pastorear política es reprobado porque vivimos en tiempos de obras.

La primavera ha llegado agradeciendo a la cuarentena del coronavirus haberle traspasado el predominio del paisaje callejero. Entretanto el oxígeno respira cambio de estación en los diques domésticos el movimiento de la música ha puesto su pentagrama al compás del acercamiento de corazones. Lo que empezó de forma improvisada ha ido decorando escenarios para profesionales y advenedizos que dejan percatarse de talentos ocultos. En este amor a la holganza retumba el Dúo Dinámico invocando el abracadabra Resistiré como si de un mantra tibetano se tratara. Este tema se ha convertido en Himno 2020 y ya no se admiten devaneos porque, como dice la canción, cuando el mundo pierde toda magia, el enemigo es uno mismo o nos apuñala la nostalgia hay que ser como el junco que se dobla pero se mantiene en pie.

Resistir es un desafío personal que pone en la memoria a estrategas como Gonzalo Fernández de Córdoba, quien estiró a niveles heroicos los recursos que los Reyes Católicos pusieron a su cargo. Él da militancia a tanto personal que con arrojo y valentía es aplaudido. Los mismos que se encargan de vitorear a ventana abierta saben que la gloria en ocasiones conlleva rendir las cuentas del Gran Capitán.

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