Opinión

China a escena

Cielos rojos con polvo sahariano en suspensión han venido a tomar la palabra. Ese manto de barro nos ha hecho tocar y dar presencia a las arenas llegadas del desierto, ese paisaje que la gran mayoría sólo ha visto en fotografías y en televisión. La visibilidad está reducida y nos pican los ojos y la garganta. El culpable está lejos pero nos influye con consecuencias en nuestra vida cotidiana. Es año Xacobeo y trae mucho pensamiento profundo, parábolas y metáforas. Del pensador chino Confucio nos ha quedado que la fuente de virtud está en la educación con virtudes fundamentales como  la bondad, la ciencia y la valentía. Se ganó el sobrenombre de maestro sagrado entre los maestros y no es para menos si recordamos que consideraba la virtud el principio más importante, porque en sí misma conlleva el desarrollo del bien. Es un ejemplo de actuación tolerante que viene a estimular la reflexión y la moderación en la conducta y que contribuye a entender el papel de la República Popular China en estos momentos donde Ucrania es el tablero y las piezas se  mueven bajo la mano de Putin y de Biden.

El presidente ruso sigue tensionando y se acerca más a China, convertida en el redentor que como paloma con olivo en el pico queremos ver con gracia para acabar con este fracaso, que lo es, del ser humano y del planeta. Los procedimientos pacíficos por medio, llamados diplomacia, y los posteriores encuentros negociadores hacen plantearnos si coinciden los intereses de la población con los de los comerciantes. China tiene más mercado con Europa que con Rusia y su diplomacia histórica funciona con otro talante diferente al demostrado por Putin. El acercamiento mostrado en el principio del conflicto se entiende porque creía que iba a ser más rápida la invasión. El gigante chino ha recogido velas, quiere que acabe rápido pero escucha, se mantiene equidistante, sin declararse de forma notoria y públicamente.

China está entrenada en cohabitar con 56 etnias distintas en su territorio, que es considerado el tercero en la lista de países más grandes del planeta. Tiene un sólo partido político que gobierna, como reconoce su constitución; aunque en el mismo Partido Comunista haya al menos ocho divisiones. No son elementos a desconocer si queremos entender el equilibrio que parece caracterizarle en esta invasión.

China desarrolla y apuesta por su mercado interno con una economía exportadora, es decir, un estado socialista con esquema económico de capitalismo que junto con EE.UU. son los dos países que más invierten en turismo. No sabemos cuánto de equidistante se mantendrá, qué tiempo va a durar ni cuándo se va a decantar. Confucio diría: «cuando el objetivo te parezca difícil, no cambies el objetivo, busca un nuevo camino para llegar a él». En esas estamos.

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