Opinión

Día de la filosofía 2021

El jueves 18 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Filosofía, que este año en España acontece entre luces y sombras: luces, porque con la nueva ley educativa(LOMLOE o ‘ley Celaá’) la Historia de la Filosofía vuelve a ser obligatoria en el último curso de Bachillerato, tras un lustro confinada en la sección de Humanidades y Ciencias Sociales como materia opcional; sombras, en cambio, porque con el desarrollo de la misma ley, la Filosofía de cuarto de la ESO (que había sido introducida por la anterior ley, la LOMCE, como optativa) desaparece del plan de estudios estatal (responsable del 60% de las asignaturas) y queda al albur de las comunidades autónomas, a las que corresponde el 40% restante.Por cierto, la comunidad de Madrid ya se ha pronunciado a favor de su inclusión en dicho curso; sería de desear que las demás autonomías hicieran lo mismo, pues de no ser así, aquellos jóvenes que, una vez terminada la enseñanza obligatoria, decidan realizar un grado de FP en lugar de Bachillerato se verán privados de todo contacto con la enseñanza de la Filosofía.

Y es que hoy, más que nunca, una mínima formación filosófica resulta necesaria para todos, por varios motivos. En primer lugar, vivimos en un mundo globalizado y multicultural, en el que coexisten etnias e ideologías con cosmovisiones y valores morales diferentes. Ante esta diversidad surgen dos posibles posiciones extremas y antagónicas: el relativismo (que niega la validez de cualquier principio general) y el fanatismo (que exalta lo propio como lo único válido de modo excluyente). La Filosofía permite evitar uno y otro a través de la comunicación racional y de la búsqueda de ideas y principios universales o universalizables, que puedan servir de base para el diálogo intercultural y para una ética común. 

En segundo lugar, estamos condicionados por una tecnología digital de la que cada vez somos más dependientes y que tiende a suplir el pensamiento individual por algoritmos estandarizados y programas de inteligencia artificial. La Filosofía se contrapone a esta tendencia invitando a la interiorización y a la reflexión personal, que permite tomar distancia frente al flujo de información que continuamente recibimos a través de nuestras pantallas de ordenador y móvil y que satura nuestras mentes sin dejarnos apenas tiempo para pensar. Muchos de esos mensajes son además espúreos, maliciosos o engañosos (fake news, bulos, fraudes,etcétera) y la formación filosófica, con su aprendizaje de la lógica y la ética y su espíritu crítico, contribuye a ponerlos entre paréntesis y a no admitirlos sin más, discriminando en ellos entre lo verdadero y lo falso, así como entre lo aceptable y lo inaceptable. 

Por otra parte, la exaltación acrítica de la tecnología ha dado lugar a la ideología transhumanista, que postula el ‘mejoramiento’, e incluso la superación, de la especie humana por medios técnicos, tales como la ingeniería genética o la biomecánica, sin cortapisas morales ni sociales. Frente a esta deriva ideológica y sus posibles efectos en caso de aplicarse en la práctica, la Filosofía, como actividad propia del ser imperfecto pero pensante que somos, defiende y representa la vigencia de la humanidad tal como la conocemos así como su prevalencia y capacidad de decisión sobre cualquier desarrollo tecnológico.

Finalmente, el saber actual y por consiguiente el sistema educativo que lo transmite, se halla demasiado compartimentado o dividido en múltiples especialidades, reflejadas en las numerosas asignaturas que integran los planes de estudio, los cuales suelen agruparlas en modalidades o ramas diferenciadas bajo rótulos tales como ‘Ciencias’ y ‘Humanidades’. La Filosofía, humana madre de todas la ciencias especiales que fueron surgiendo de ella a lo largo de la historia, conserva la tendencia a la unidad del saber que hay que seguir manteniendo como ideal para tratar de alcanzar una comprensión coherente del conjunto de la realidad y de nuestro propio ser, una visión global sin la que restamos dispersos y perplejos. Y, en todo caso, constituye un puente o lazo de unión imprescindible entre las grandes ramas del saber mencionadas: las ciencias y las humanidades, que sin su intervención quedarían separadas provocando una escisión en el seno de nuestra cultura y nuestra educación como la que en su día denostó, con razón, C.P. Snow en el contexto británico. 

Por todo ello, y mucho más que no cabe en este espacio, es necesario en este Día de la Filosofía de 2021 reivindicar su presencia en la enseñanza secundaria a la vez que felicitarse de que regrese al último curso de Bachillerato como asignatura común.


 

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