Opinión

Negros, monos y racistas

Es complicado para una persona con sentido común entender que un grupo de aficionados vaya a un partido de fútbol y se dirija a un jugador del equipo contrario con palabras como "negro" o "mono". Son solo términos, pero se convierten en dardos cuando adquieren un tinte racista. Ya hay tres detenidos –tres jóvenes españoles de entre 18 y 21 años– por los ataques xenófobos a Vinicius, una escena vergonzosa e intolerable más común de lo que debería. Es un racismo sin ningún sentido que define a quien lo profesa y lo deja quedar en muy mal lugar.

En varias ocasiones, mi hijo me tachó de racista –cosa que no me considero en absoluto– cuando censuré la actitud de algún colectivo determinado. Le expliqué que soy libre de juzgar conductas sin ofender a nadie, pero quizá tenía razón en que tiendo demasiado a generalizar. Hice un ejercicio de reflexión y eliminé de mi vocabulario expresiones como: los gitanos, los sudamericanos o los marroquíes, para hablar solamente de personas o grupos concretos.

Bien pensado, no creo que todos los residentes de esta ciudad encajásemos en una sola definición de "los lucenses", ya que somos un colectivo que se compone de gente honrada y también de otra que no lo es tanto –igual que todos–, por lo que erramos cuando metemos a toda una comunidad en el mismo saco. Dejar de generalizar es sin duda el primer paso para avanzar en una sociedad igualitaria, libre de racismo; una sociedad avanzada en la que todos los ciudadanos seamos capaces de demostrar nuestra capacidad de raciocinio. Y es que, con cada caso de racismo, la sociedad fracasa. No hay ningún motivo justificado para dirigirse a Vinicius desde las gradas haciendo gestos humillantes y llamándole mono, pero quizá sobran motivos para dirigirse a los autores de esos comentarios xenófobos y considerarlos primates.

Comentarios