Musicalmente hablando no me apasiona Shakira. Recuerdo con cariño alguna de sus canciones de mediados de los 90, no lo niego, ya que cuando uno es universitario se adapta a todo y no le importa desmelenarse al son de canciones que no encajan en sus gustos. Lo importarte en ese momento vital es pasarlo bien, aunque suenen Hombres G cuando uno es fan de Extremoduro.
Por aquel entonces era fácil adaptarse, así que mis amigas y yo nos movíamos durante horas al ritmo de Shakira y tarareábamos su Estoy aquí como si no hubiese un mañana. Pero lo había, y generalmente amanecía acompañado de aspirina y alka seltzer. El caso es que la música de la colombiana dejó de formar parte de mi repertorio a medida que fui cumpliendo años, pero esta vez no lo pude evitar y me convertí en una de esas más de 40 millones de personas que escucharon el primer día en Youtube la canción que interpreta junto a Bizarrap. ¡Qué maravilla de acontecimiento!
No es la melodía, ni el dúo, ni tan siquiera la letra en sí; es la osadía de abrirse en canal y mostrar su corazón despechado ante el mundo entero. Despechada sí, pero valiente. Quizá rencorosa, pero sincera. Y sobre todo libre, totalmente libre para cantar su vida a los cuatro vientos. Shakira no se cortó en despedir a su ex como seguramente se merecía y estoy segura de que su tema será utilizado por muchas mujeres para zanjar relaciones con "tipos" que no las merecen. Algunos la critican, pero la cantante solo ha dicho en voz alta lo que muchas mujeres callan, pero piensan.
Shakira no dejó títere con cabeza. Y así es como tiene que ser, ya que si una le va a echar en cara a su ex toda la porquería, no puede callarse nada. ¡Qué a gusto se tuvo que quedar! ¡qué maravilla disponer de tanto potencial y erigirse en loba sin ningún reparo! Y la moraleja es clara: Mejor presumir de loba, que pecar de cordera.
