Opinión

Las cosas que importan

Me resulta indignante comprobar cómo los políticos hacen declaraciones a gritos por temas intrascendentes y hablan con la boca pequeña cuando el asunto es de máxima envergadura. Esta semana se han cansado de opinar sobre la visita del Rey emérito a Sanxenxo. Parece que todos los partidos les importa muchísimo cuándo llega, con quién llega, dónde duerme y qué come. Les importa todo lo que haga y todo lo que le pase a Juan Carlos I, pero no tienen el mismo interés a la hora de hacerse exactamente las mismas preguntas sobre los médicos de este país. No he visto a ningún político preocupado por lo poco o mucho que comen o duermen los facultativos en el transcurso de sus guardias interminables.

No les he escuchado preguntar por su estado físico y mental tras atender a un paciente tras otro sin concederse una pausa para tomar aliento. Los médicos gallegos —y los de otras provincias españolas— han tenido que salir a la calle para denunciar su excesiva carga de trabajo y la inevitable pérdida de calidad asistencial que conlleva su saturación. Han tenido que dejar su puesto de trabajo, suspender consultas y aplazar operaciones para que los políticos les hagan un mínimo de caso.

Hay aspectos, como la sanidad, en los que no se pueden escatimar esfuerzos y sobre los que todos los políticos tendrían que mostrar más contundencia a la hora de dirigirse a la ciudadanía. No es de recibo que se cree un debate político de tal calibre sobre si el Rey emérito tiene o no derecho moral a visitar a un colega en la costa de Pontevedra y se zanje de una forma mucho más escueta la polémica sobre la situación actual de la sanidad pública. Quienes tienen capacidad de decisión tendrían que preocuparse más por mejorar la asistencia sanitaria y reducir al máximo las listas de espera, en las que hay enfermos tanto monárquicos como republicanos.