Opinión

Condena a las 'fake news'

Desde que existe internet, todo el mundo es periodista. Cualquiera se considera capacitado para difundir noticias y cualquier soporte es adecuado para informarse. Gracias al universo digital, la objetividad ha perdido su esencia y ya no es necesario contrastar datos. Pienses lo que pienses, siempre hay noticias que elevan tus ideas a verdad absoluta y titulares que aseveran todo lo contrario. Es la información a gusto del consumidor y lo único que tenemos que hacer es leer lo que nos conviene y desechar lo que no se ajusta a nuestros ideales. ¿Para qué queremos la verdad cuando podemos tener la razón?

Pues por suerte para la profesión y para la sociedad, no todo vale. Por primera vez en España, un juzgado ha condenado a un ciudadano por difundir en sus redes sociales fake news (noticias falsas) sobre los menores inmigrantes. El hombre, guardia civil, publicó un vídeo en su cuenta de Instagram de una agresión ocurrida en China y se lo atribuyó a los menores no acompañados de un centro de Canet de Mar (Barcelona).

Los vecinos del lugar habían responsabilizado a jóvenes de ese centro de los problemas de inseguridad en el municipio, por lo que no necesitaron ninguna prueba de veracidad. Quisieron creerse a pies juntillas la noticia que difundió el agente y los comentarios xenófobos no se hicieron esperar. La Dirección General de la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat elevó el caso a la Fiscalía y el autor del bulo fue condenado a 15 meses de cárcel. Puede parecer una pena elevada por un comentario, pero es escasa para lo peligrosa que puede llegar a ser la desinformación.

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