Opinión

Amar lo que uno hace

Cuando un redactor escribe un artículo sobre un restaurante suele ser para realizar una crítica gastronómica, pero no es mi caso. Mis  conocimientos culinarios no me permitirían valorar de forma exhaustiva la cocina de Casa Aurora, aunque mi paladar está perfectamente capacitado para darle un diez. Sin embargo, lo especial de ese lugar es la gente. Mari recibe a los clientes con su amabilidad innata y su envidiable  sonrisa; los eleva a la categoría de invitados y se detiene a escucharles.

La gente vuelve a visitarla cada verano en Sanxenxo y le cuenta sus novedades, sus alegrías y sus penas. Y ella escucha. Y no lo hace solo por educación, sino porque le importa la gente; su gente. Ella forma un tándem perfecto con Nuria, que dirige los fogones sin escatimar ganas ni talento. Les hablo de este lugar porque es el ejemplo perfecto de cómo las personas son capaces de crear ambientes especiales. Ellas cuidan al máximo la decoración y estudian con esmero la carta, pero realmente son ellas las que marcan la diferencia. Aman lo que hacen y contagian su entusiasmo a sus comensales y al resto del equipo, siempre con humildad. Y estoy segura de que eso, tanto en los negocios como en la vida, es la clave del éxito.