Opinión

Tu último pensamiento

El destino fue cruel. Perverso e inhumano. Nos encontramos en una dimensión temporal equivocada. Desafortunada e injusta. Nos conocimos con las vidas organizadas. Comprometidas. 

Los que nos animaban a romper con todo no advertían el dolor que causaríamos a terceros. 

Con el corazón destrozado renuncié a ti. Mi alma se sumió entonces en la más profunda de las oscuridades. Penumbra y tenebrosidad. Sombras y tinieblas me acompañaron desde entonces.

Me sumí en una profunda melancolía. Las estrellas perdieron la luz. La atmósfera se contaminó y la calidad del aire se perdió. El agua dejó de regar y empapar mi espíritu. 

No podía permanecer a tu lado. Vivir contigo día y noche. Disfrutar y soñar, reír y llorar. Compartir ideas y discutir. Mantener largas conversaciones y convivir con grandes y desconcertantes silencios. Querernos y enfadarnos. Abrazarnos, besarnos y acariciarnos. Anhelarnos y desearnos. Idolatrarnos. Apasionarnos y derretirnos el uno frente al otro. Enamorarnos de todo y con todo. Admirarnos y necesitarnos. Extasiarnos, venerarnos y reverenciarnos. Ambicionarnos sin reserva. Estábamos hechos el uno para el otro.

He renunciado a todo sí, pero no renunciaré a tu último pensamiento.

Sí. Me apoderaré de tu último pensamiento. Te lo robaré. Te lo arrebataré. 

Me adueñaré de tu cerebro. Te usurparé tu corazón y tu alma. Me apropiaré de tu raciocinio y ocuparé tu razonamiento e intelecto. Atraparé tu espíritu. Sustraeré tu voluntad. Tomaré tus entrañas y me adentraré en tu interior. Hasta de tu sombra me apoderaré. Conquistaré tu afecto y amor. 
El último instante de tu vida será enteramente mío. Serás solo mío. Pensarás solo en mí. Me desearás con una fuerza que no será de este mundo. 

En ese instante te daré todo el amor que he reservado durante estos largos, durante estos larguísimos años. 

Sentirás mi abrazo. Te envolveré con mis mimos hasta elevarte a los cielos. Te ampararé con devoción y cuidados. Te rodearé con ternura y dulzura. Te inundaré con mi amor y afecto. Te infundiré pasión, alegría y entusiasmo. 

Nunca habrás sentido un abrigo tan dulce, delicado y placentero. Te acogeré y resguardaré. Te cobijaré bajo mi sombra y te guareceré del frío. Te apartaré de tus penas y tus miedos. Te libraré de tus angustias y temores, de tus ansiedades y congojas. Te alejaré de tus tribulaciones y penas.

Serenaré y templaré tu ánimo. Mitigaré tu aflicción. Te tranquilizaré y consolaré. 

En el último de tus pensamientos te ofreceré mi último acto de amor. Te acogeré y cubriré con mis alas protectoras. 

Daremos el último paso de la mano y te conduciré a la otra orilla. Conquistaremos juntos y para siempre la inmortalidad.

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