Opinión

Esto es el Breogán

NO ES LA primera vez que, como hizo Natxo Lezkano al término del encuentro ante el Palencia, algún jugador o entrenador hace referencia a la presión que rodea en Lugo al Breogán o a la influencia, por lo que se ve no del todo positiva, del entorno, como dijo el actual técnico celeste.

No se discute que jugar en la segunda categoría del baloncesto español con casi 4.000 espectadores por encuentro y con un seguimiento de la actualidad del equipo continuo y diario por parte de todos los medios, represente una mayor responsabilidad que hacerlo en otras plazas donde el equipo casi pasa desapercibido. Pero aceptar jugar en el Breogán implica esto y también asumir que se hace por unos retos determinados. Porque es el club el que marca los objetivos, el que trabaja para tener los medios para alcanzarlos y también el que se encarga de trasladar esa ilusión a la masa social.

Y es que esa esperanza que se retroalimenta año tras año aún con las decepciones es el motor que mantiene vivo, a pesar de todo, el sentimiento breoganista. La ilusión, el ánimo y el apoyo de su importante masa social es lo que atrae a los patrocinadores; es decir, lo que permite la subsistencia de una entidad que ya tiene más de medio siglo de vida.

El Breogán se vive en Lugo intensamente, es cierto. Y también lo es que, precisamente por esto, el traslado de la euforia a la decepción se produce, a veces, de forma casi inmediata. Pero a esa gente, a esos aficionados que se dejan el alma partido tras partido, no se les puede impedir que hagan cábalas, que sueñen con un futuro mejor y que sitúen, incluso antes de tiempo, a su equipo en el escenario que esperan desde hace doce años. La impaciencia es un derecho que se tienen ganado sobradamente.

Otra cosa es el grupo de profesionales. Son ellos los que tienen que estar al margen de cualquier atisbo de euforía, son los que tienen que saber que todos y cada uno de los partidos hay que afrontarlos a tope de intensidad y concentración y, por supuesto, que no hay nada ganado mientras no se consiga matemáticamente. Pero este es un trabajo de los técnicos que la plantilla tiene que asumir.

Y tampoco parece que haya motivo para llevarse las manos a la cabeza. La trayectoria del Breogán en esta Liga es prácticamente intachable. El trabajo de los técnicos, la entrega e implicación de los jugadores tampoco admiten dudas. Y esto es lo que provoca que a veces la euforía se dispare. Pero es lógico. Esto es el Breogán.

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