Opinión

Venganza de san Valentín

HOY ES san Valentín. No solo es el santo de mi madre sino que se convirtió en una patochada masiva con corazones rojos anudados con un lazo negro. Todos los días de san Valentín recuerdo uno concreto: el de 1987. Sin saber qué día era me puse un jersey rojo que, por otro lado, me ponía todas las semanas. No hay que ser muy perspicaz para notar que la gente te mira demasiado, aunque tengas dieciséis años.

Durante un buen rato soporté un rosco de quinielas absurdas sobre mi amor oculto. Luego dejé de molestarme tratando de explicarlo y me dediqué a poner peros a todas las chicas que me iban adjudicando. Pero en el recreo una de ellas se me acercó: "¿Lo del jersey no irá por mí?". Muy nervioso le expliqué lo que pasó y vi que no me creyó ni por un momento. Dijo que en realidad era por no sé quién, que siempre le robaba todos los novios. Era curioso, porque yo no era novio de ninguna de las dos.

Cuando fui a casa  a comer lo primero que hice fue cambiarme el jersey. Al  volver por la tarde al instituto, la normalidad: no se me acercó ni una sola chica. Fui a hablar con la de antes pero ni me dejó acabar: ahora (en hora y media) le gustaba otro fulano. Este día está sobrevalorado, pero se lleva mejor con un jersey rojo.

Comentarios