Opinión

Todo sea por la guerra

DE TODA la colección de estupideces que comete el ser humano y de las que, para qué disimular, esta sección se nutre en buena medida, nunca creí que llegásemos a alcanzar una como el «sí a la guerra». Pues ahí está. Hace solo unos días, en Colombia. Cuando se convocó el referéndum creí que era una especie de trámite, un día llamado a ser fiesta nacional. Pero no. Los colombianos prefieren la guerra. Leña al mono. Eso sí, que fusilen solo a los indígenas en la selva, porque acabaron votando los de las ciudades y poco más.

Llegados a este punto, Donald Trump habrá experimentado un auge imprevisto en las encuestas, porque si entre la guerra y la paz a igualdad de condiciones te quedas con la guerra, es muy probable que entre una señora «demasiado preparada para el cargo» (¿qué significará eso?), algo siniestra y que no da bien a cámara y un payaso de la tele, racista, energúmeno y paleto a más no poder, te quedes con el payaso, aunque sea como aquel que salía en ‘Poltergeist’. Es una pena que no se presente a presidente en Colombia. Allí tendría la elección tan segura como que no habría referéndum entre guerra o paz: se limitaría a matarlos a todos.

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