Opinión

Teoría del cambio

A VECES me pregunto qué pasaría si esto se detuviera. Pero de verdad. Qué pasaría si ya no hubiera más jornadas gastronómicas ni rutas de tapas y si es cierto que seguiríamos yendo a los bares como si tal cosa. Qué pasaría si, como hace no tanto tiempo, no hubiese más fiestas que las patronales y si dejaríamos el turismo porque ya nadie nos tira un botijo de vino por encima. Qué pasaría si se apagasen las farolas a partir de no sé qué hora a la que al parecer no quedan por ahí más que crápulas y, como dijo Marsé, criaturas salidas de las grietas de la noche, que son mis favoritas (esto lo digo yo). Qué pasaría si desapareciesen las escaleras mecánicas, porque tal vez así dejaríamos de visitar al fin los centros comerciales. Qué pasaría si ganase el sentido común: cómo diferenciar entonces las estupideces de las genialidades. O qué pasaría si todos saliésemos del trabajo a las seis de la tarde: ¿A qué dedicaría su tiempo Paco Marhuenda sin tertulias noctámbulas? ¿Sería una medida que cumplirían los comercios chinos? Lo que pasaría es que esto sería un aburrimiento. Mucho mejor lo de ahora, haciendo lo que queremos pero, a poder ser, siempre fastidiando a alguien.

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