Opinión

Quejarse de vicio

ME HIZO gracia un lamento de Mireia Belmonte: «Importa más el peinado de Ramos que mis medallas».

Me gustaría presentarle a Marcos Rodríguez Rañón. Es un tipo de San Miguel que lleva más de 20 años metido en el equipo de fútbol de allí y también en la agrupación folclórica O Arco da Vella. Jugó hasta que le dejó la espalda y ahora dirige al club y recluta chavales donde está dejando de haberlos. A Marcos no solo no le va a dar nadie nunca una medalla olímpica, ni siquiera una beca del BBVA, y por descontado no lo van a llamar para un anuncio de yogures, sino que tendrá suerte si consigue salir de ahí sin que le echen en cara cualquier papanatada.

No vivimos en un mundo muy distinto del de hace 2.000 años. Los héroes del pueblo son los dioses del fútbol como antes lo fueron los gladiadores y por eso no tenemos ni idea de quién fue el arquitecto del acueducto de Segovia o el ingeniero de minas que diseñó el laberinto de Las Médulas pero sí conocemos a Vero y Prisco. Haría bien Mireia en dar las gracias por poder disfrutar del momento en que te cuelgan un oro olímpico y no quejarse tanto. Por mucho que gane, ni Sergio Ramos puede presumir de tanto.

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