COMO NADIE explica nada, ando algo mosca con la subida de impuestos de Montoro. El de las bebidas azucaradas lo soltó así sin más y en la tele y en los periódicos solo contribuimos a aumentar el desconcierto. De hecho, no sé qué pasa con la Coca-Cola pero fue la única marca que vi ilustrar esta noticia. Pero yo estoy preocupado por lo que es para Montoro una bebida azucarada. Por ejemplo, soy un adicto al café y al té. ¿Un café saldrá más caro entonces si lo pides con dos sobres de azúcar? Luego está el temita de los zumos. Tambien soy consumidor de unos que anuncia un señor de Trabada que jura y perjura que no tienen azúcar. Pero si miras la etiqueta tienen dextrosa y más cosas que acaban en osa. ¿Eso es azucarado o solo edulcorado? Es un peligro porque los zumos, en cuestión de precio, están ahí, ahí con los gin tonic. Y hay zonas de sombra aún más inquietantes, como las flagolosinas. En puridad son una bebida y más azúcar que eso no lleva ni una tarta de tres chocolates. Si la estabilidad de las cuentas del Estado descansa en el precio de las flagolosinas, como diría Aznar, bajaremos a segunda división. Lo prefiero con tal de que no jubilen por moroso al primo de Zumosol.
