Opinión

Pagar por lo que quieres

INTERNET TE da lecciones insospechadas, incluso del tipo: ¿cuánto quieres lo quieres? Una casa de discos me ofreció ayer el próximo álbum de una cantante canadiense a la que adoré hace años. El gancho era que me lo mandaban meses antes de que se publicase y firmado por ella misma. De su puño y letra. Precio de salida: 17,99 euros. Comencé a dar los pasos para comprarlo hasta el último click y entonces me plantearon el dilema. Precio final: 57,99 euros. Miré un rato la pantalla como un pasmarote, como si fuese a hablarme. Pero ya lo había hecho, alto y claro. La firma de Loreena McKennitt vale 40 eurazos. Creo que no.

Este tipo de tentaciones están minando la civilización occidental. Empiezas por beber gin tonics de ginebras raras sin razón aparente para luego pagar una burrada por un disco firmado, después pides un crédito para unas vacaciones en un lugar absurdo, otro para un cochazo del copón o te hipotecas en un piso que intuyes que no puedes pagar. En el banco siempre eres atendido con una sonrisa y jamás se te reprende: el cliente siempre tiene la razón. Por lo que veo esto pasa hasta en Canadá. Una lástima. Realmente quería tener el puñetero disco firmado.

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