SEXTO DE EGB era el primero de Eso de la época. Un curso con fama de delicadito. Algo debió de ver sor Rosario que pese a que por apellido me sentaba el último me traspasó a un pupitre justo delante de ella. Sor Rosario era (es) una monja para la que espero que el dios al que le reza sea indulgente con ella porque lo va a necesitar. No recuerdo que su artimaña surtiera especial efecto en mi mejora académica, pero sí en mi autoestima, que quedó por los suelos al estar constantemente señalado como el pringado al que mandaron a primera fila. Esto demuestra que lo del lugar donde sientes a veces tiene un valor que va mucho más allá del habitacional. Cuando mandaron a Podemos al gallinero del Congreso me acordé de aquella monja y pensé que andaba tan escasa de virtudes teologales como los del Congreso de sentido común. Como le pasó a ella, dudo también de que la argucia les sirva de algo porque como bien sé de mi etapa de estudiante la parte de atrás es un excelente lugar para montar bulla sin que te puedan identificar. Y a estas alturas todos sabemos de sobra que a los de Podemos les va la marcha. Yo pasé a séptimo así que quien sabe, tal vez Podemos acabe gobernando.
