LOS SUIZOS respaldaron por una descorazonadora mayoría (77%) la florida propuesta de dar una renta básica de 2.250 euros por cabeza. Hay que decir que de aprobarse se les quitaría cualquier otra ayuda estatal. Aún así, como eso llegue a votarse un 30 de febrero cualquiera en España el resultado ya no es que supere el 77% de síes, es que será de más del 177% porque ya se la ingeniará casi todo el país para ir a votar un par de veces por lo menos. Siempre habría aguafiestas avisando: tenga en cuenta que le quitamos la seguridad social, la medicina, la educación. La respuesta estaría a la altura de lo que se espera: sí, sí, sí, tú afloja los 2.250 y luego ya veremos. Ese día quedaría aquí instituido para siempre de fiesta mayor y se matarían toros, se despeñarían cabras, se tirarían tomates, se comerían toda clase de bichos y nos beberíamos hasta el agua bendita. A partir de entonces, al partido que lo propusiese ya no le haría falta ni corromperse. Sus miembros tendrían carta blanca para entrar un momentín en el Banco de España y sacar lo que estimasen oportuno sin que les afease el gesto ni dios. Eso sí, mucho ojo con retrasarse en los pagos, que el dinero no cae del cielo.
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