A TVE le pasa como a Ilegales: tantas veces se han jugado el corazón, que lo han perdido. Por eso quitan Corazón de la parrilla. Inexplicable. No sé por qué lo sustituirán, pero quitar Corazón es lo mismo que quitar el Telediario. De hecho, a día de hoy me resulta mucho más útil el programa de Anne Igartiburu, donde siempre salen caras que no conozco de nada, y soy de los que les gusta conocer gente nueva.
Además, sin toque vasco alguno la Igartiburu se parece a las reinas del papel cuché pero no cuesta visualizarla en una sesión de Paquirrín, que es un pinchadiscos capaz de tenerte la noche entera tiritando. A diferencia de los que salen de las tres en adelante, la gente de la que hablan en Corazón hace cosas interesantísimas como quedarse embarazadas, no quedarse embarazadas, casarse, separarse, deprimirse ligeramente, echar de menos a sus hijos, odiar a sus padres, pleitear con sus hermanos, inaugurar discotecas, montar restaurantes, protagonizar películas que nadie irá a ver, defraudar a Hacienda, ir a la cárcel con elegancia y por un tiempo muy limitado y, solo de vez en cuando, morirse. La vida misma narrada con una sonrisa por Anne Igartiburu.
Ella no seguirá, pero la vida sí, corazones.
