Opinión

Los fans y los bebés

SABRÁN PERDONARME, pero el fenomeno ‘fan’ me pilló de lleno. Mi primer fanatismo fue ‘V’, aquella serie impagable con Diana haciendo dieta a base de roedores frescos. Al poco, aunque para mí entonces fue una era geológica, aparecieron los Hombres G y tuve claro que nunca me compraría un Ford Fiesta blanco ni un jersey amarillo. Luego le tocó a Magic Johnson y solo quería ser negro y medir dos metros. Me quedé más cerca de ser negro que de medir dos metros. Mi última militancia activa fue para Radio Futura, hechizo que ellos empezaron a quebrar tardando media hora en salir a hacer un bis en su concierto en Ribadeo. Cuando eres fan todo lo que hacen o dicen tus ídolos es dogma de fe. Desde una canción infumable a un desplante indefendible. Me di cuenta de que el fenómeno fan sigue en pleno apogeo a cuenta de la famosa foto de Fran Rivera toreando con su hija. Qué mona. Allí subida aprendiendo a matar animales. El padre debería haber metido barriga, pero bueno. Defender eso es como defender los peinados de los Modern Talking, con la diferencia de que ellos solo te podían matar de mal gusto. El otro puede matar a su hija. Eso sí: es una tradición familiar.

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