Opinión

Los días rojos

REINCORPORARSE AL chollo en año nuevo lleva implícito un cambio pequeño pero significativo y obligado en la mesa de trabajo: el calendario. Yo llevo años con uno de Isidoro Meira en el que por uno de los semestres se ve a la Banda de Ribadeo. Lo primero que me preocupó ayer cuando lo coloqué fue la inquietante ausencia de días de color rojo hasta finales de junio. Ni martes de Carnaval, ni San José, ningún día en abril, el 1 de mayo es domingo. Realmente la reforma laboral da sus frutos. A cambio nos colocaron un festivo dudoso: el 24 de junio, San Juan. En Barcelona lo sustituirán por el solsticio de verano, pero aquí seguirá siendo San Juan. Prefiriría lo otro. De todas las fiestas del año, es la única que aún invita a rendir culto a uno de los antiguos elementos primigenios: tierra, aire, agua y fuego. Y este año además cae en viernes, que no es una cosa menor. De momento no me atreví a mirar el segundo semestre del año. Y no es porque sea supersticioso, es solo porque tengo miedo al futuro. No en plan Nostradamus, sino en plan director de informativos de RTVE: nunca se sabe lo que puede pasar. De momento, parece un mal presagio no ver un solo festivo hasta finales de marzo.

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