Opinión

Las falsas apariencias

HAY UNA escena en Matrix en la que el tipo que traiciona a Neo, Trinity y compañía se come un filete inexistente que saborea como si acabasen de cortarlo de una ternera también imaginaria. Su condición para la traición está clara: "No quiero acordarme de nada". Claro que no, hombre, vivir en la ignorancia es el único camino para hacernos totalmente felices, o al menos en un porcentaje bastante elevado.

En la tienda donde a diario cojo el periódico una revista se empeña en mostrarnos el mundo real. El titular lo aclara todo: "Así son sin maquillaje". Y nos enseña unas fotos de mujeres al parecer muy famosas rebosantes de celulitis y michelines. Francamente, ¿a quién le importa la realidad? A mí no, desde luego. Soy un ser humano más completo si asumo que Charlize Theron es, por así decir, perfecta. Y Naomi Watts lo mismo, pero encima es mejor actriz.

A veces leo eso de "tendrían que verme por la mañana sin maquillar". No te engañes guapa, no tengo ningún interés. Quiero verte tal y como te concibieron para rodar alguna basura de Hollywood. Para eso trabajas en la fábrica de sueños. A nadie le gusta que lo despierten de la siesta.

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