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La reinvención de la feria

La Silvallana de Vegadeo goza de buena salud, pero se le adivina que precisa una revisión


PARA CUANDO lean esto la feria de muestras de Vegadeo ya habrá acabado. Para los lectores alejados de la zona de A Mariña, Vegadeo está, más o menos, en Asturias. Si vas por la Nacional 640 hay unas excelentes vistas del municipio desde la orilla gallega, al igual que desde la parte asturiana de la Ría de Ribadeo la orilla ribadense luce mejor de lo que es.


La feria de muestras de Vegadeo es un vestigio de otro tiempo que lucha por adecuarse al siglo XXI, y lo tiene complicado. El alcalde veigueño, que es un tipo jovial al que todo el mundo conoce por su segundo apellido, Mourelle, ya dijo el año pasado que tenía ganas de meterle un meneo a la feria, porque notaba que estaba la cosa algo estancada.

El día de la inauguración este año ese mismo comentario sobrevolaba entre algunos corros. Es lógico y normal que a los de Vegadeo les entusiasme, porque el pueblo se les pone a reventar y todo es estupendo durante unos días, pero la fórmula da síntomas de agotamiento.

El problema es grave porque conlleva reflexiones profundas del tipo: ¿tiene sentido una feria de muestras en la era de internet? Porque ahora tecleas en Google lo que te dé la gana y tienes mil veces más cosas de las que eres capaz no ya de asimilar, sino de imaginar.

Por otro lado, ¿tiene sentido Vegadeo sin la feria de muestras? Hombre pues sí, pero le faltaría algo. Eso es innegable.

A título particular, me gusta la feria de muestras de Vegadeo. Más bien el ambiente que la rodea en el resto del pueblo. Hay puestos de chuches muy buenos, churrerías, hamburgueserías, se ven unos tractores impresionantes, empacadoras de última generación y unos bueyes capaces de empujar Asturias entera hacia la meseta.

Pese al paso del tiempo y al desgaste conceptual, hay que decir que la feria goza de una excelente salud. A Vegadeo bajó este fin de semana un porcentaje muy elevado de familias de los Oscos, una comarca maravillosa que tenemos aquí al lado y traspasó fronteras cuando Zapatero fue a veranear por allí. También de la mayor parte de las localidades comprendidas entre Navia y Vegadeo. Y luego toda la franja más oriental de A Mariña, que no suele fallar.

Un problema es que ahora es más complicado llevar a los niños, porque ya no les puedes sobornar con el argumento del algodón de azúcar. Ahora quieren cromos de la NBA o quedarse en casa jugando a la Play Station.

Aún así, los padres que consiguen llevarse a los suyos, salvo excepciones, creo que se vuelven moderadamente satisfechos porque al final los chicos acaban picando en alguna cosa y siempre les llama la atención algo de todo lo que hay por allí. Y si no, siempre se pueden dar unas vueltas en los coches eléctricos que, al menos hasta el momento, nunca fallan.

La feria de muestras de Vegadeo vivió tiempos mejores, eso es así. Primero a nivel de intercambio de ganado, ya que en sus inicios era uno de los puntos en los que se compraban cabezas que, de otro modo, era complicado localizar en otra parte.

Después fue evolucionando y Seat anunció allí la salida del 127 o Renault la del R5. Nunca faltaron los pascualines de última generación y allí fue el primer lugar en el que vi Aloe Vera a la venta, sin sospechar siquiera lo que se me venía encima.

También a nivel musical, en las verbenas que amenizan estos días, en Vegadeo se estiraban más, como en todas partes. Pasaron por allí nombres ilustres de verdad, como Joaquín Sabina o Luz Casal. Ahora la cosa ya no es para tanto y ni siquiera va la Panorama. Este domingo cerraron la Ibiza Band y la disco móvil de Alejandro Martínez, que no es por hacerles de menos, pero comprenderán con facilidad que no es lo mismo que Sabina.

Se proponía por allí tirar por las nuevas tecnologías. Es fácil de decir y difícil de hacer. Pero no imposible. No estaría de más ponerse a buscar durante el año a todo ese gigantesco semillero de empresas que se dedican a fabricar aplicaciones de lo más variado vinculadas al mundo rural en diferentes campos. A bote pronto se me ocurren dos en Barreiros y A Pontenova, así que seguro que hay muchísimas.

Esa podría ser una salida para una feria que no tiene vocación monográfica, como le pasa a Expomar en Burela, que ya está concebida como un sitio en el que comprarse un sónar o un motor para barcos.

Mientras, la feria de muestras de Vegadeo sigue avanzando año a año y no se le atisba un final, sí se le adivina la necesidad de un cambio. Será interesante ver en qué sentido lo da. Entretanto, los veigueños la disfrutaron a base de bien.



EL GUSTO: El Ribadeo Indiano se prepara ya para una edición destacada

LA FIESTA del Ribadeo Indiano se celebrará del 7 al 9 de julio y este año parece que tendrá unas derivaciones culturales importantes. La concejala de turismo y desarrollo local, Ana Martínez, ya dio a conocer su programa y en el mismo aparecen gran cantidad de actividades como por ejemplo conferencias o visitas guiadas por las rutas indianas, además de un avance considerable en el archivo de la memoria indiana de la localidad. Este aspecto es fundamental porque gracias a él se podrán reconstruir historias particulares que seguro que de otro modo habrían permanecido en el olvido.


EL DISGUSTO: Los jabalíes fueron invitados sorpresa en la villa ribadense

LA PRESENCIA de animales salvajes está convirtiéndose en un problema de primera índole en A Mariña. Lo fue primero en las carreteras y ahora también en el casco urbano. En las dos últimas semanas los vecinos de una zona ya dentro casco detectaron su presencia. A una en concreto le atacaron a una perra a la que dejaron malherida. Es algo extraño porque las casas de esa zona están dentro de la villa ribadense, pero estos animales no entienden de emplazamientos urbanísticos. Está claro que es necesario una revisión de la política con ellos. El alcalde ribadense ya empezó a hacer algo.

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