Opinión

La arruga es dulce

UNA FRUTERA de Ribadeo lleva años emperrada en hacer pedagogía. No le envidio la papeleta. Su tarea consiste nada menos que en hacernos ver que no es oro todo lo que reluce. En román paladino: la fruta con mejor pinta no es necesariamente la que está más buena. Sé que da gratis un consejo que nadie le pidió, pero de todos modos a mí me dio por hacerle caso y desde entonces desconfío de la gente que se maquilla en exceso y de los que se cortan el pelo de forma extravagante: denota tiempo libre.

Contra lo que pueda parecer el mayor shock no se da con las manzanas, sino con las mandarinas. Puede comprobarlo. Hay en los estantes unas que solo transmiten el impulso de arrojárselas a los cerdos. Cuando les hincas el diente compruebas que contienen una mezcla de dulce y ácido tan sincronizada que te preguntas cómo es que la Naturaleza consiguió eso sin aparente esfuerzo y nosotros aún no somos capaces de dominar el sabor de la vainilla.

De verdad que creí haber aprendido la lección. Pero el domingo vi el vestido de Penélope Cruz en los Goya y pensé que era la mejor actriz del mundo. A la frutera le queda un largo camino por recorrer.

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