Opinión

Idiomas distintos

UNA VEZ formé parte de un grupo interautonómico que se formó para hacer un trabajo en la facultad. En uno de los muuuchos momentos de ocio que nos tomamos comentamos palabras curiosas de nuestros respectivos idiomas natales. Yo dije ‘año’ (cordero, para los despistados), y un tipo de Guadalajara me dijo que eso era imposible, porque ‘año’ es año, y punto. Nunca pudo comprender que hablábamos dos lenguas distintas. A las juezas que redactaron la sentencia de la infanta les pasa estos días lo mismo: no entienden que no hablan el mismo lenguaje que el resto de la gente. Lo que para ellas 265.000 euros es la más pura definición de justicia ciega que pudieron encontrar para todos los demás es un sinónimo de enchufismo con un agravante intolerable: clasismo. Porque todo el mundo comprende, porque es el lenguaje natural en que nos criamos, que esos 265.000 euros traducidos a nuestro idioma significarían tres o cuatro años de cárcel sí o sí. Ahora bien, una última reflexión en el idioma de la calle: ¿Si le condenan a usted a pagar 265.000 euros se consideraría absuelto? Yo no. Pero es evidente que no hablo el mismo idioma que la infanta.

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