Opinión

Ha nacido una estrella

VAYA POR delante que antes de ponerme a escribir esto consulté al gran oráculo del siglo XXI, la Wikipedia. Fue una pequeña decepción porque quería saber de dónde viene Jon Rahm, ese chicarrón de Bizkaia, nuevo fenómeno del golf que tiene 23 años pero aparenta 43. La Wikipedia se limita a telegrafiar sus conquistas en el ‘green’ hasta 2017. No se me ocurre nada más alejado de mí que el golf. Ni siquiera el ajedrez. En mi mente tengo a los dos emparentados porque no concibo que haya quien los considere un deporte. Los dos me atraen de forma irracional y opuesta, ánodo y cátodo de una misma pila que solo genera afectos y desafectos.

Rahm analiza con soltura al Bilbao con acento yanki

Del ajedrez me atraen esas mentes infinitas con sus personalidades inabarcables, obsesivas y abarrotadas de manías como esconder bajo la mesa una tableta de chocolate de la marca rusa ‘Inspiración’ (esta es de Kasparov). Del golf me repele su tufo elitista, sus absurdas chaquetas de colores y cómo se enfurruñan cuando dejan de ser dioses, como Sergio García ahora que Rahm le come la tostada. Este parece un chavalote atosigado por sus padres. Analiza con soltura al Bilbao con acento yanki y uno de sus ídolos es Tiger Woods.

Mala señal.

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