UN COLUMNISTA con cierto rigor les explicaría aquí mismo lo del Brexit y se lo dejaría clarinete. Intenté saber algo, pero acabé de leer aún más frustrado que cuando empecé. Así que solo se me ocurren memeces. Creo que todo empezó cuando en Mallorca decidieron responsabilizarles a ellos de los casos de ‘balconning’. Y lo entiendo, porque estuve en Inglaterra y esto le sonará extraño, pero sus hoteles también tienen balcones. Y no se tiran desde ellos. Con el paso del tiempo fueron percibiendo que no ganaban terreno en lo que a ellos les toca la fibra: Quedaron en evidencia cuando toda Europa asumió que no hay un monstruo en el lago Ness; no consiguieron que instalásemos moqueta en nuestros cuartos de baño; a los equipos de fútbol ingleses los llevan entrenadores españoles y alemanes; no sabemos una palabra de cricket; aquí a los zorros los atropellamos con el coche y no los cazamos a caballo; acabaron por darse cuenta de que nos partimos con los sombreros que llevan a Ascott y no les cabe en la cabeza que no aprendamos a hablar bien inglés. Y lo peor es lo de la comida. Eso les mata porque solo por poder comer algo de la nuestra les apetece quedarse en la UE. Pero antes de reconocerlo se irán de Irlanda del Norte.
