Opinión

Gestos y sangre azul

AUNQUE SUENE raro tuve un profesor que nos enseñó algo de lenguaje no verbal. Y aunque suene más raro todavía, me fascinó. Nunca lo abandoné y me resultó muy útil en muchos momentos. Estos días recuerdo a aquel señor, un viejo anarquista con barba hasta el ombligo que juró no cortársela hasta que le devolviesen la cátedra que Franco le había quitado que se llamaba Cándido Monzón, cada vez que veo las imágenes del juicio a la infanta y a Urdangarín. No me negará que es todo un espectáculo. Un show de los buenos de verdad. Pero Cándido Monzón no estaría muy orgulloso de mí. Escruto con cuidado el rostro de Cristina de Borbón y Grecia... y nada. Me reconcentro y paro el vídeo buscando un gesto que la delate, pero nada. La tía es buena. No deja escapar ni un pestañeo a destiempo. Ni siquiera cruza las piernas. Es pasmoso. Tal vez sea porque su hermano la vigila por encima de la cabeza de las tres juezas que la examinan. Todo lo que pude deducir es que echa de menos esa fórmula que usan otros pero ella no puede: "No reconozco la autoridad de este Tribunal". Y es que aunque todos hacíamos coñas con lo de la sangre azul, para ellos era "por la gracia de Dios".

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