Opinión

Es duro, pero soy un héroe

HACE UNOS días protagonicé uno de esos objetivos vitales que nos engrandecen como personas. Los más conocidos son tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Pero hay otros menos mediáticos, como el mío: salvar una vida humana.

No fue lo que se dice una escena sacada de Misión Imposible. Mientras camino veo a un mendrugo que parlotea por el móvil plantado en medio de la calle y un furgón que da marcha atrás. Se masca la tragedia. Voy subiendo el volumen de mis avisos y ante lo inevitable empiezo a gesticular como un bobo.

El tipo me mira con cara de imbécil y no sé qué no entiende de "Cuidado" y "Apártate". Cuando queda un centímetro, da un paso adelante que sumado al frenazo del conductor deja la cosa en un coscorrón que no interrumpe su cháchara y oigo que dice a su interlocutor: "Uy, casi me atropellan" y sigue con sus cosas sin tan siquiera mirarme. Así que en lugar de sentirme Tom Cruise me siento un metomentodo y, lo que es peor, no sé si el tipo se merecía mi heroicidad.

Pienso en el tío de Spiderman y en lo de "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Menuda chorrada. Un gran poder conlleva una gran dosis de paciencia para no pasar de todo. Pero en fin: soy un héroe, qué más puedo pedir.

Comentarios