Opinión

El presente del oficio

ALGUNA VEZ me pregunté a dónde irá a parar tanta gente como estudia Periodismo. Miles de personas saliendo cada año de facultades a un mercado laboral de chiste. Tuvo que pasar un tiempo, pero ahora lo entiendo todo: se preparaban en la sombra para ser tertulianos. Comenzaron de tapadillo, pequeños correveidiles en programas a deshora como las once de la mañana hablando con idéntico desparpajo de asesinatos y folclóricas. Como queda dicho yo no tenía la menor idea, en realidad no tengo idea de casi nada y, de lo que menos, de cómo funciona el mundo. Pero ellos sí que lo sabían. Lo sabían todo. Mis aplicados colegas sabían desde el principio que las tertulias sobre políticos iban a acabar siendo tan lucrativas como las que tratan la saga de los borbones o la conveniencia de remangarse la camisa porque al final iban a ser las mismas. Así que ahora andan sueltos como si tal cosa tipos con doctorados en la manipulación del aire acondicionado en el hundimiento de líderes políticos o con un máster en prevención contra hechos del pasado con un ligero toque cosmético. Y para los que ni así, siempre podrán dejarse tirotear en alguna guerra que no le importa a nadie.

Comentarios