Opinión

El paso del asteroide

EL PASO de un asteroide desconocido y extraño por nuestra galaxia descoloca a nuestros astrofísicos. A mí me descolocan ellos. ¡Hay algo que desconocemos en el universo! Sííí. ¡Qué novedad! Ellos, que deberían ser los primeros en escupirnos a la cara un pedrusco de un material desconocido y darles con él en la cabeza a los que aún creen que la Tierra es plana y las estrellas son las almas de los niños buenos que se fueron al cielo, se asombran de su aceleración al dar la vuelta por detrás de Mercurio. Si esta gente, o algunos de ellos reaccionan así no debería extrañarnos que en el próximo eclipse de sol la gente suba al Fuciño do Porco esperando que una nave extraterrestre los ponga a salvo de la extinción de la Tierra llevándolos a otro planeta más luminoso y con un sistema de riego que aquí aún desconocemos. Por el camino les servirán canapés de foie gras intergaláctico y anillos de cebolla caramelizados al estilo de los de Saturno mientras les preguntan si antes de marchar alguien puede conseguirles una copia de ‘Cocoon’ en Blu Ray. Así se alimentan los cuentos de viejas. Basta un asteroide algo raro y un titular endiablado. El resto es obra de satanás.

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