Opinión

Cara, cruz y canto

DOS GRUPOS humanos de Ribadeo vivieron un domingo ajetreado y opuesto, pero emparentado. El Ribadeo de fútbol y el de baloncesto (bajo el reivindicativo nombre de Praia de Augas Santas) se jugaron las castañas en Tercera. Cada uno en su deporte. Mientras los de las porterías casi certificaron su defunción en la categoría, los de las canastas se proclamaron campeones y se ganaron el derecho a jugar por el ascenso. Es raro porque unos y otros practican razonablemente bien el virtuosismo. Y con mimbres para ello. ¿Cómo es esto posible entonces? A saber. Algunos tiros del campo de fútbol se colaron en las canastas del pabellón y la suerte que sin duda pulió de vez en cuando el parqué no fue casi nunca a segar el césped. Se dieron asistencias en el polideportivo que remataron al cielo los delanteros del Ribadeo, mientras que cada pase de los mediocampistas filtrado a espaldas de la defensa era sistemáticamente convertido en una canasta fácil del Augas Santas. Aunque en el Marca digan lo contrario, cada vez que se hace deporte se tira una moneda al aire. Aunque hay que ayudarle a caer de canto, a veces sale una cara que no reconoces y otras la cruz de la que has de desclavarte sin ayuda.

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