Entre las maldades de estos días una frágil pero fea es la de que a ver por qué es Ministro de Sanidad un funcionario de Correos. No me gusta porque aunque no se dice así lo que se deja caer es que es un cartero que fue casa por casa dejándonos el coronavirus en el buzón. Ni más ni menos. Me extrañó algo cuando hace unas semanas se metieron con él porque había estudiado Filosofía. Pero claro, no es tan fácil meterse con alguien en un campo como la filosofía. Sobre todo en situaciones como esta que está gestionando él porque tienen muchísimos recursos y es capaz de citar a Epíteto y decirte cosas como que "No es lo que te ocurre, sino cómo reaccionas a lo importante" y eso deja desarmado a cualquiera, por no hablar de otra más famosa muy adecuada para defender la cuarentena que es aquella de que "La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce". Por eso es más sencillo decir que trabajó en Correos, porque creen que de esa forma le hacen más daño, cuando es evidente que los carteros son uno de los pilares fundamentales de cualquier civilización y de una forma u otra todas los tuvieron solo que con uniformes distintos y prácticamente solo pasasen a la historia los que iban en las diligencias en las películas del oeste.
No sabría decir con exactitud cómo lo está haciendo el Ministro de Sanidad. Mi impresión es que va con retraso y lo veo sobrepasado. Eso como gestor de la crisis, como ex de Correos solo sé que tiene suerte porque después de todo esto no se quedará en paro.
