Opinión

Blanco como la nieve

ES BIEN sabido que la nieve es un excelente aislante acústico. Caminando entre ella corroboré que funciona como aislante en muchos otros sentidos. Aunque es cierto: el silencio de un buen manto de nieve es un silencio anterior a la Revolución Industrial. Llega hasta tal punto que si escuchas con atención oyes la propia caída de los copos. Pero lo más interesante es que ejerce también de aislante
temporal. Por un momento miras y deja de preocuparte si te entran o no los Whatsapp y hasta te vuelves un poco moñas, hipnotizado por los tejados blancos y las chimeneas humeantes. Las vacas no te miran al pasar, atareadas en ponerse de espaldas a la caída de la nieve. Si no estás mirando a Alcoa, casi cualquier pueblo pasa por un enclave medieval. Otro efecto secundario es que da un excelente placebo.
Como sabemos que la nevada es temporal estamos de mejor humor. Lo habrá notado ayer por la mañana: todo son sonrisas circunstanciales al cruzarse por la calle y comentarios redundantes: «Parece que está nevando». Tuvo poco, eso sí. A la tarde regresó la lluvia y volvimos a graznar porque un coche no paró en el paso de cebra.
 

Comentarios