Opinión

Agacharse por unos céntimos

CON LAS lluvias de los días pasados no identifiqué bien una moneda camuflada bajo un charco. Resultaron ser 10 céntimos. Mientras me los guardaba me pregunté si me habría agachado de saber que eran 10 céntimos y no 1 euro, que es lo que parecía.

Si esto me pasa 11 veces más podré tomarme un café gratis. Pero tendrá que ser rápido porque mucho me temo que no tardarán en subirlos en todas partes. Después de todo, falta muy poco ya para la llegada de 2023 y el cambio de año no es un momento como cualquier otro para actualizar precios, es ‘el’ momento. Los redondeos de año nuevo son una tradición similar a la del carbón en Reyes: un regalo envenenado. Como fuimos malos lo que estaba a 12,40 aparece a ¡sorpresa!, 15 euros.

Pero este 2022 va a ser para recordarlo. Con la mayoría de las cosas pasó lo contrario de lo que me pasó a mí con la moneda: parecía que iban a subir cualquier cosa 10 céntimos y resulta que la subían 1 euro. Y esto varias veces al año. Si preguntas en Antena 3 la culpa es de Pedro Sánchez y si preguntas en La Sexta es de Putin. Dos formas de ver las cosas reconfortantes porque permiten echarle la culpa a alguien con nombre propio pero indefinido y con una moraleja peligrosa: No hay nada que podamos hacer.

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