Opinión

Adiós a los VIPS

OTRO TROZO de mi pasado se desprendió de la realidad este fin de semana aprovechando que yo andaba a otras cosas. Cierran los VIPS. Para profanos, eran locales que se frecuentaban en Madrid y que, que yo sepa, nunca cerraban. Todo era más caro. Pero en esa frase la palabra ‘todo’ es literal: había de todo. Particularmente revistas y bebidas con nombres que olían a Ibiza al atardecer. Aunque yo los usé sobre todo para comprar pollos asados a las cinco de la mañana y para tomar tortitas con chocolate por las tardes. Un manjar muy restringido porque salían por un ojo de la cara. Un día una chica quiso regalarme un perro en uno a las seis de la mañana mientras hacía tiempo hasta que abrieran el Metro. Este fin de semana medité sobre este tema. Y llegué a la conclusión de que los cierran porque no era nada raro ver en los VIPS a algún famoso. A mí me hizo mucha ilusión ver en uno a Penélope Cruz, con unas gafas de sol enormes para que la reconociéramos nada más verla. Pero no conviene mezclar a la jet con la plebe y las tortitas. Como las tortitas y la jet nunca mueren era obvio que cerrarían la puerta a los que íbamos a esperar a que abriese el Metro.

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