Blog | Recto verso

Pasado, presente y futuro

Tras unos días de máxima excitación en Sargadelos todos deben mover pieza

Asamblea de trabajadores en Sargadelos. IRIA L.V.
photo_camera Asamblea de trabajadores en Sargadelos. IRIA L.V.

LA SEMANA pasada, tal y como era de esperar, en Cervo contuvieron la respiración a la espera de que nadie perdiera los nervios en Sargadelos y se montase un fregado mayor del que ya había. El jueves a la noche no existía una certeza absoluta de que el viernes no fuese a pasar nada. No pasó nada. Hubo una votación cuyo resultado tiene que dar que pensar. ¿Quién apoyaba realmente a Rogelia Mariña como delegada sindical? Por lo que se ve, no mucha gente. ¿Entonces? ¿Cómo es que estaba ahí? ¿En qué se sostenía ese puesto de delegada sindical de UGT si los apoyos que tenía entre los trabajadores activos se contaban con los dedos de las manos?

La respuesta es del todo desasosegante. Se sostenía en el pasotismo que todos ejercemos sobre el bien común cuando en lo individual vamos tirando. ¿Para qué queremos un delegado sindical cuando las cosas aunque no vayan bien al menos funcionan? Pues para nada. Por eso nos da igual quién esté. Porque no nos interesa en absoluto su labor.

A esta mujer le votaron en un momento dado seguramente por inercia, sin pararse a pensar en la propia anomalía que supone su presencia como delegada sindical durante un periodo de ¡34 años! en un puesto así. 34 años en un puesto de elección directa y democrática es una disfunción en toda regla. No en el de esta señora de Sargadelos en concreto, sino en cualquier ámbito de la vida. Párese a pensar un momento cuántos alcaldes conoce que lleven 34 años en el cargo, cuántos presidentes de gobierno, de comunidades autónomas, de comunidades de vecinos, de europarlamentarios. Por si alguien tiene dudas, que no creo, lo aclaro: ninguno.

No sé qué sucedió con ella en Sargadelos. Su propio sindicato no le hace ningún favor cuando hace una defensa cerrada de ella en términos absolutos y grandilocuentes que tras la asamblea Rogelia Mariña se aplicó a sí misma: "Defensora incansable de los derechos de los trabajadores" y cosas por el estilo. Ese tipo de aseveraciones hiperbólicas corren el riesgo de presentar a quien describen como un salvapatrias, que es una figura muy peligrosa.

Seguro que Rogelia Mariña hizo cosas muy buenas durante 34 años como responsable sindical. Solo faltaría. También estoy bastante seguro de que hizo cosas no tan buenas. Solo faltaría también, que nadie es perfecto. Su enfrentamiento con el propietario actual no creo que acabase todavía.

Ahora su sindicato va a impugnar la asamblea. Pero el anuncio fue recibido como un intento de vendetta final en medio de un deseo generalizado de pasar página. Resulta extraordinariamente sencillo y hasta aliviante presentar al consejero delegado de Sargadelos, Segismundo García, como un desalmado sin escrúpulos porque es él mismo quien juega a encarnar ese papel, convirtiéndose a veces en un histrión, el cliché de un empresario absurdo e inconcebible. Tan inconcebible como que no hay nada más tras esa fachada. Pero es muy sencillo elegirle a él como figura a la que apedrear y sentarlo ante un juez al que hasta es posible que menosprecie en sus propias narices como interprete que no se está siendo justo con él.

Ahora bien, ante la denuncia de esa asamblea UGT debe hacerse algunas preguntas. La más urgente de todas es obvia: si sus representantes hubiesen estado presentes en la votación, como querían, ¿su resultado habría sido diferente? ¿Habría sido respaldada Rogelia Mariña por una aplastante mayoría? Yo creo que no.

También habría que saber otras cosas de las que nunca nos enteraremos los que no estamos allí dentro. Como por ejemplo qué pasó con Comisiones Obreras para que abjuren un sindicato del otro de forma tan abrupta que ni siquiera la CIG entró al trapo. Tampoco está de más esa reflexión que hizo el sábado el alcalde de Cervo en la que se preguntaba cómo era posible que siendo Segismundo García el mismo que dirige Sada y Sargadelos todo el follón se montase aquí, aparentemente la parte más favorecida de la empresa.

También al propio empresario le corresponderá ahora seguirse a sí mismo en algunas consideraciones que fue sembrando. Fueron esas promesas que lanzó a cambio de la "paz social" de la que hablaba, como la recontratación de despedidos, que seguro que no serán todos, aunque hacerlo en cierto número sería un gesto importante.

Pero sobre todo recae sobre él una pesada carga: mantener activa la marca Sargadelos y que esto implique sostener una fábrica que da trabajo a unas 150 personas. Muy pocas empresas en A Mariña se mueven en esas cifras. Poquísimas.

EL GUSTO La recuperación de un castro siempre es un gesto bienvenido

EL PASADO sábado hizo el alcalde de Foz, Javier Castiñeira, un anuncio que seguro que cogió a más de uno despistado. Están limpiando el castro de Lelle, un yacimiento que se encuentra a 500 metros escasos de la basílica de San Martiño. La recuperación de un castro siempre es bienvenida, porque no andamos sobrados de restos puestos en valor, más bien al contrario. Pero a esto hay que añadir la circunstancia de que se trata de un yacimiento del que muy poca gente fuera de Foz conoce su existencia, con lo que es un buen motivo para acercarse hasta allí y, de paso, al espacio Caritel de Caxigueiro.

EL DISGUSTO El total abandono de Feve y las pocas ganas de corregirlo

NO SE TRATA solo de que el tren de vía estrecha que traquetea por la comarca de A Mariña sea un desastre, ni siquiera solo de que esté olvidado. Es que se trata de una decisión consciente y no hay ningún interés por parte de nadie en corregir esto. Ahora es el ministro Ábalos el último del eslabón, pero antes que él fue De la Serna y antes Ana Pastor y antes... cualquiera. Qué más da. Ninguno tiene intención de mejorarlo. Eso sí, no se les ocurra ir a hacer ninguna pregunta a los viajeros sin permiso porque la dirección es implacable con eso. Si no hay revisores ni trenes ni horarios, eso les es indiferente.

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