Blog | Recto verso

La entrada o la salida

ESTE PUENTE cae fatal. Hay aquí una cantidad de munición malgastada de la que luego nos arrepentimos, cuando ya no hay marcha atrás. Si queremos santificar el día 6 habría que revisar si también es absolutamente necesario conservar la santidad del 8 porque esto es claramente un exceso. Y no como exceso en sí mismo, sino por el agravio comparativo que supone con el mes de marzo, pongamos por caso, que o cae Semana Santa o hay que afrontarlo de un tirón, con lo ventoso que es. O al menos lo fue hasta que nos quitaron las estaciones los mismos que dicen que el cambio climático no existe. No qué va.

Este año, en todo caso, es la apoteosis del exceso. A nada que tu empresa sea mínimamente flexible puedes elegir si cogerte el puente a principios o a finales de semana. No sé cómo será la cosa para los estudiantes de las universidades, pero me lo imagino perfectamente: a qué andarse con tonterías, se pilla toda la semana y listo.

Pero ellos al menos lo saben aprovechar muy bien. Los que ya solo tenemos recuerdos cada vez más nubosos de todo aquello nos contentamos con asistir al arranque de las campañas navideñas.

Las campañas navideñas son una redundancia en sí mismas. Está bien que las calles se engalanen, los comercios echen el resto en la decoración y suene la música en las calles. Pero siendo sinceros, no se necesita mucho para empujarnos en esa época del año. Porque no creo que hasta el momento nadie haya conseguido superar la imagen de marca que supone ‘La Navidad’.

Esa gigantesca locomotora comercial no deja nunca de sorprenderme porque no se detiene jamás ni tiene pinta de que lo vaya a hacer. Fíjense alguna vez en lo que consigue mover.

En las lonjas de Burela y Celeiro se agita más pescado y marisco que nunca. No hay problema. Lo sacan todo a precios que de prolongarse sacarían de pobre a mucha gente. Pero todo se consume: besugos, percebes, nécoras, santiaguiños si los hay, gallos, rape. Da igual.

Luego está lo de los juguetes. Una completa desmesura en la que poco a poco nos fueron colando de rondón al tipejo de la barba blanca con el perfecto y reconocible atuendo de la Coca Cola. Como si no tuviéramos ya suficiente con sus majestades de oriente, que por cierto tienen que espabilarse un poco.

Nuestros postres se transforman en una lluvia de productos exóticos con forma de barra de turrón pero que desde luego no es turrón. Si lleva Lacasitos, no es turrón, da igual lo que digan los de El Almendro.

Dentro de nada tenemos ahí otro agujero negro que engulle a más gente de la que nos pensamos: la lotería. Si sumásemos solo lo que se gasta gente que no puede permitírselo, daría una auténtica fortuna. Con lo que imagínense añadiendo a los que pueden derrochar sin escrúpulo de ningún tipo.

Cena de Nochebuena, cena de Fin de Año, cena de empresa, cena con los amigos... Son pequeñas minucias que se van sumando a esa enorme bola que se comenzó a formar el sábado y que a partir de entonces inicia un crecimiento disparatado.

Por todo eso es un despropósito lo de estos días libres colocados de forma tan desafortunada en el calendario. Vale que vienen a aliviar mes y medio de penurias desde el 12 de octubre (el 1 de noviembre no cuenta), pero hay que hilar más fino porque tal y como están colocados no estamos haciendo otra cosa que desperdiciar un puente en otra época del año en la que nos vendría muchísimo mejor.

En cualquier caso, los que saben de esto aseguran que en función de cómo venga este puente a nivel turístico se sabrá cómo vendrán luego las navidades. Cuentan que en aquellos oscuros años de la crisis de la que aseguran que ya salimos y no hay ningún tipo de problema este puente era triste de verdad. Pocas reservas, poca ocupación al día, escasas comidas, cenas de empresa suspendidas, los amigos que ya no quedaban. Precios ridículos para empujar las compras. Y ni por esas. Al parecer aquellos años no hubo manera de hacer nada de provecho con este puente.

Ahora que la gente vuelve a salir de sus cuevas para ver qué es lo que hay ahí afuera que tantas ganas tenemos de conocer, será interesante asistir a los nuevos desfiles de cientos y cientos de personas para ver una playa en diciembre, o comprobar simplemente por qué parte del puente se decanta la mayoría de la gente: por la entrada o por la salida.

No es una decisión cualquiera. Los que pillen la salida tendrán ya encima la Navidad. Lo dicho: un desperdicio visto desde el punto de vista de marzo.





EL GUSTO: El reconocimiento al trabajo de Ismael Rego en Burela

EL PRESIDENTE de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tuvo unas palabras especiales para el que fue un duro rival político de su partido: el socialista Ismael Rego. Este burelés que si no llegó más arriba en política fue solo porque no le coincidieron buenos tiempos a su partido, fue de los primeros en preocuparse por dar la lata con la necesidad de construir un acceso al puerto de Burela. Él veía, como casi todos, la necesidad de sacar los camiones del centro de una localidad cortada por una gigantesca avenida central que absorbe una cantidad de tráfico que realmente era apabullante.

El DISGUSTO: Renfe nos anuncia que el tema del tren va a ir a peor

POR MUCHO que desde la Mancomunidad de Municipios de A Mariña pidan y pidan, que tampoco es que se maten, por cierto, la realidad es que Pablo Vázquez, presidente de Renfe, echó un buen jarro de agua fría a nuestras aspiraciones de llegar a tener un tren decente algún día. Ya ni siquiera decimos uno medianamente rápido. Nos contentaríamos con que el que pasa por aquí pasase con más frecuencia en algunas fechas bastante concretas y predeterminadas. Sin embargo, acaba de anularse la licitación de 12,8 millones de euros para mantenimiento, así que de lo otro ya ni hablamos.

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