Blog | Recto verso

El nuevo vómito social

Los insultos que se vuelcan desde Facebook hay que tomárselos con cierta distancia

HACE SOLO cuatro días me contaron que en Facebook me despellejaron vivo por un artículo publicado aquí hará cuatro o cinco semanas. Me parece bien. Para eso está Facebook, para despellejar a la gente y reencontrarte con gente que querrías perder de vista definitivamente. También tiene otras utilidades, o eso cuentan. Al principio no me metí en Facebook por desconocimiento, luego por pereza y ahora por miedo. Miedo a que un día me harte y me dé por contestar. 

Siempre creí que los que trabajamos en medios de comunicación no debemos entrar jamás en ningún tipo de discusión con los lectores, porque les guste o no manejamos una serie de datos y circunstancias que la gente ni conoce ni tiene por qué conocer. Sin embargo, me extraña que aunque no las conozcan, al menos no reconozcan que eso es así. No conozco a muchos kamikazes trabajando en esto, aunque los hay, como en todas partes. 

Sí me llama la atención el hecho por el que se produjo esa catarata de improperios, y es que no fue a cuenta de ninguna información, sino de una opinión totalmente personal, que para algo este texto sale encabezado por el nombre y la foto del que suscribe. Era a cuento de una reflexión sobre el impacto de la instalación de las superficies comerciales en el comercio del municipio ribadense, que parece ser que alguien entendió como una encendida defensa de esas grandes empresas. 

Muy mal debí de haberlo hecho. Cualquiera que me conozca sabe que siempre compro las cosas de cierto calado en locales que no son esas superficies. Y siempre es siempre, porque luego me gusta tener alguien a quien dirigirme si las cosas no van como me prometieron. En las superficies comerciales todo es más etéreo. Y lo hago también por echar una mano, eso está claro. Como todos, tiendo a comprar mucho más en los locales de mis amigos o de la gente que conozco. 

Pero más allá de las interpretaciones, sea cual fuese mi posición al respecto, como la de cualquier otro, lo que indica el episodio es la completa falta de respeto por lo que piensan los demás en caso de que no concuerde con lo que pienses tú, incluso en algo tan inocuo como esto. 

Hace justo una semana alguien me dijo con total normalidad que no estaba de acuerdo con lo expresado también aquí sobre la visita de Borrell a Ribadeo. Perfecto. Para eso se escriben estas cosas, para que la gente lo lea y si no está de acuerdo, pues te diga por qué y listo. Creo que a día de hoy nunca se escribió aquí nada ofensivo ni con palabras malsonantes hacia nadie. 

Otra cosa es que digas que fulano es un asesino cuando resulta que es un santo varón, pero insultarte solo porque crees que haber entendido algo que no entra dentro de lo que tú crees, es algo bastante triste. 

Sospecho que esto va a empeorar. Aquí discutí bastante con muchos políticos de signo muy distinto a propósito casi siempre de los artículos de opinión. Muy rara vez a propósito de una noticia. Sin embargo, al menos por mi parte, jamás (bueno, casi nunca) me tomé a mal ninguna de esas conversaciones. La última de las agriadas fue una con Elena Candia que, que yo sepa, zanjamos con total tranquilidad pese a que ella tenía razón y seguramente tenía derecho a enfadarse. Confío en que no me la tenga guardada y tenga que tragarme este párrafo dentro de dos meses. 

Ya sé que ellos, como nosotros, son profesionales y entienden mejor cómo funciona esto, pero es algo triste que la gente ni tan siquiera tenga la decencia de levantar el teléfono y decirte que estás equivocado, o que creen que estás equivocado. Es mucho más cómodo vomitar en Facebook párrafos por lo general llenos de faltas de ortografía, que esa sería otra cuestión a abordar, pero queda para otro día. Solo digo que eso no ayuda mucho a que te tomen en serio. 

Las redes sociales son un instrumento extraordinario. Una auténtica revolución al alcance de todo el mundo. No van a ser la nueva revolución industrial, pero casi. Ningún invento de la humanidad desde la rueda modificó en tan poco tiempo nuestro comportamiento hasta el punto de que hoy por hoy resulta un exotismo que alguien no tenga un teléfono móvil. 

Es una lástima que una de sus aplicaciones sea esa. Realmente a mí me altera mucho más ver que se me escapó una "‘v"’ donde tenía que ir una "‘b"’ a que me califiquen como hijo de la gran bretaña en ese revoltijo en el que todo importa muy poco. Cosa distinta sería que te adjudicasen un delito. Que te adjudiquen un pensamiento es triste. Que se confundan de pensamiento, es patético. 

EL GUSTO: Iniciativa privada con resultados para el bien público
EL RIBADENSE Álvaro Doural es el presidente de un colectivo de profesores de automoción denominado Apaga. Se trata de un colectivo que en solo cinco días organiza en la localidad un encuentro en el que participarán docentes del ramo llegados de diferentes países de toda la Unión Europea. Se trata de una iniciativa prácticamente privada con resultados que están al servicio de la comunidad, porque se trata de una excelente promoción de Ribadeo, y de A Mariña, ya que esta gente se llevará la guía turística sobre la comarca elaborada por el colectivo y que abarca la zona entre Ribadeo y O Vicedo.

EL DISGUSTO: La culpa es de los padres, pero no solo de los padres
LA VALEDORA do Pobo, Milagros Otero, emitió un comunicado certificando la tesis del alcalde de Ribadeo de que los padres son los que tienen que controlar a sus hijos para que no hagan botellón por ahí. Lo cierto es que lo hizo con una buena dosis de sentido común. Sin embargo, y aunque sea el Gobierno gallego quien le paga, también debería incluir en el lote una petición para que el Ejecutivo tome cartas en el asunto, que algo podría hacer, y ni lo menta. Por ejemplo, y es una idea: podría proponerse prohibir la publicidad de bebidas alcohólicas en los medios autonómicos.

Comentarios