Opinión

Una decisión exagerada

PENSAR CON la cabeza fría y no con la sangre caliente. Eso se suele pedir a los dirigentes. Con la decisión de aplazar la jornada no parece que haya imperado la cordura. Es comprensible pensar enlos jugadores del Extremadura, pero también habría que hacerlo en los miles de aficionados que han perdido su dinero en viajes programados, o en los que no podrán acudir al estadio en un día laborable. Tampoco a clubes —algunos, porque otros sí jugaron— que ven trastocada su preparación o que no contarán con sus internacionales. Es comprensible el dolor por la muerte de un jugador, pero, en el pasado, en España, no se suspendió una jornada tres días después del 11-M.

Comentarios