Opinión

Los fieles infieles

DESDE QUE el Papa Francisco llegó al pontificado, ha dado muestras fehacientes de que algo debe mudar en la Iglesia para acercarse a la gente. Algunas de sus decisiones, abiertamente contrarias al tradicional “inmovilismo”, a la “falta de misericordia y humildad” y a la “casta eclesiástica” —según sus propias palabras— han hecho crujir los viejos cimientos del Vaticano. Tal vez haya llegado el momento en que Jorge Mario Bergoglio, apoyándose en su indubitable carisma y sencillez, vaya a por todas y convoque un III Concilio Vaticano para transformar y acercar la Iglesia a la sociedad actual, plagada de fieles infieles —personas que conservan cierta vinculación ideológica con el catolicismo, aunque de un modo superficial; son los católicos culturales o sociológicos, que fueron bautizados pero su práctica religiosa es muy esporádica o nula y cuya norma es “creo en Dios pero no en la Iglesia”— . Tiene el poder para hacerlo, y yo creo que también la necesidad; consecuentemente, solo falta... la voluntad.

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