Opinión

La mala (E)ducación

UN GRUPO de alumnos de 2º de BAC de un instituto lucense se sintieron humillados y ofendidos —como en la novela de Fiódor Dostoyevski— por su profesora de Lengua y Literatura, ya que el nivel de sus notas no se ajustaba a sus conocimientos, decían. Recurrieron primero al departamento de esa asignatura en su propio centro, pero todos los docentes ratificaron las calificaciones que había puesto su compañera. ¿Corporativismo? Parece que sí, puesto que los jóvenes estudiantes acudieron a Educación, que no solo les subió las puntuaciones, sino que hizo una crítica demoledora de los criterios de evaluación, contenidos, programación... de la materia en cuestión.

El tesón de estos muchachos propició que se hiciera justicia, pero también destapó un panorama desalentador. Esta mala funcionaria —a los datos me remito—, ¿seguirá ejerciendo su profesión y puteando a otras generaciones, sus compañeros la avalarán, su instituto seguirá mirando para otro lado y Educación ni la expedientará ni tan siquiera la amonestará, aun sabiendo lo que sabe? Como en la narración de Dostoyevski, la hipocresía y la poca humanidad de los ofensores —en este caso la Administración— versus la genuina bondad de los ofendidos —los valientes alumnos que llegaron hasta el final para defender su verdad—. ¿Son estos los valores educativos que queremos inculcar? Lo que realmente aterra son los casos que no llegan a tener repercusión mediática. ¡Brrrrr...!

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