Opinión

No existe el amor

No existe el amor, existen los actos de amor. Eso aprendió Camile Kouchner de su tía, la actriz Marie France Pisier. Marie France es un personaje secundario en la historia de ‘La familia grande’, pero a veces me pasa eso, me quedo atrapada en las esquinas de las cosas, en lo anecdótico, ena lo que se sale del margen, en lo que no importa.

Sin duda, es un buen consejo. El amor se alimenta de palabras. Y sin embargo. 

Cuando sus sobrinos le contaron que uno de ellos había sufrido abusos de su padrastro, les creyó. Su hermana, al contrario, prefirió proteger a su marido, culpabilizar a la víctima, su propio, indefenso y traumatizado hijo, que había cargado con tantos años de silencio.

Cuando los hechos sucedieron, mucho tiempo atrás, Evelyn Pisier estaba devastada por el suicidio de su madre, una mujer fuerte, poderosa, divertida que un día decidió sacarse de en medio. 

El abusador, un intelectual francés muy conocido, otro más, aprovechó el vínculo afectivo con esos niños en ese momento de ausencia emocional de la madre, sumida en un duelo depresivo y algo alcohólico. Entraba en el cuarto del apenas adolescente, se metía en su cama, le hablaba de amor. El niño y su hermana necesitaron años para comprender que aquello no era normal, media vida para poder decir en alto que lo que se vivía en aquella casa del sur de Francia no era libertad sexual, que el consentimiento no existe cuando se trata de un menor en manos de un cariñoso padrastro.

Marie France, hija de madre suicida, actriz de la Nouvelle Vague, mujer bellísima que un día se ató a una silla de la piscina y se lanzó al fondo

El libro, como ‘El consentimiento’ de Vanessa Springora, sacudió Francia. Demasiadas caras conocidas sonando en asuntos turbios. Una clase social acomodada, culta, mirando a una época que en la que la promiscuidad alegre de la que disfrutaban se llevaba por delante a muchos inocentes que ahora poco a poco levantan la voz.

Pero yo vuelvo a la esquina, a Marie France, que se enfadó con su hermana por no apoyar a sus hijos, por no separarse del hombre que había perpetrado aquella ignominia enmascarada en oropeles y gestos tiernos. Marie France, hija de madre suicida, actriz de la Nouvelle Vague, mujer bellísima que un día se ató a una silla de la piscina y se lanzó al fondo. Por qué lo hizo, no lo sé, pero tenía razón:
No existe el amor, existen los actos de amor.

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