Opinión

La lluvia y otras inconsistencias

Llueve, siempre llueve. Los gallegos tenemos el alma hecha de lluvia y de misterio, será que con tanta bruma y con tanta nube a destiempo, las cosas pierden su nitidez y los pensamientos su rotundidad. Será que sabemos que la vida siempre está un poco borrosa, apenas tiene unos cuantos contornos definidos y lo demás puede ser, pero también puede ser todo lo contrario y sabiendo como sabemos de la naturaleza confusa de los seres vivos y de los seres muertos, qué necesidad hay de estar manifestando el punto exacto del camino en que estamos, si subir o bajar es algo que cambia a cada instante.

La única escalera que nos define es la que está en algún lugar de Marruecos uniendo el desierto con el cielo en cincuenta y seis escalones de adobe, Esa construcción encarnada, imposible y bellísima es una metáfora perfecta de la vida, siempre entre lo sólido y lo etéreo, entre lo telúrico y lo estelar, siempre buscando un sentido a la existencia, o simplemente moviéndonos, que no es baladí, sin llegar nunca a ninguna parte.

Increíblemente, Hannsjörg Voth, el artista que la ideó, no es gallego.

Yo sí, y deben ser mis ocho apellidos con raíces en el lejano rural de Ourense allí cerca de la Piedra de los Tres Reinos, los que hacen que nunca sepa ni a mitad de un texto si quiero escribir de literatura o de política, de indultos o de pandemias, de los cuerpos celestes o de la tierra en otras eras geológicas, de sexo o de religión, de las judías con rustrido de mi madre o del tartar de atún de todos los restaurantes, de los besos o de las patadas millonarias a un balón, de los chiringuitos de playa o de los chiringuitos para tránsfugas, de un nombre borroso escrito en una tumba o del nacimiento del último bebé probeta.

De todo tengo algo que decir y de todo algo que callar y en mi cabeza se cruzan las palabras y los pensamientos a la velocidad inútil de las tormentas de verano.

Ah, el verano, cuánta nostalgia provoca aun sin haber llegado. En eso es como el amor, lo echas de menos incluso sin haberlo conocido. Llegará. Por ahora llueve.

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