Opinión

De librerías y otras cuestiones políticas

Seguramente les va a sorprender lo que les digo, pero por mucho que les cueste creerlo, algunos políticos leen. 

Así como se lo digo, incluso compran libros. Si no fuese por el secreto profesional que una librera debe mantener, les contaría con gusto las preferencias de alguno de nuestros mandamases, pero imagínense que conocer si su candidato favorito lee a Bukowski o a Defreds les cambia su intención de voto, ¡la que se armaría! Los títulos de las novelas tendrían más importancia que el color de las corbatas en los debates de las campañas. Al fin y al cabo, lo que leemos dice mucho de nosotros. Mi papeleta para un lector como el viejo de la famosa novela de Sepúlveda, uno que sólo lea novelas de amor.

El libro que escogemos para regalar también habla de nosotros. Yolanda Díaz se decidió por un poemario de Rosalía de Castro preciosamente editado por El Patito Editorial para agasajar al Papa Bergoglio. La vicepresi tiene muy buen gusto, admitámoslo, no sé si tanto para escoger partido como para escoger zapatos, perdón, regalos. 

La vicepresi Yolanda Díaz tiene muy buen gusto, admitámoslo, no sé si tanto para escoger partido como para escoger zapatos, perdón, regalos

Bien calzado ha presentado su último libro el señor Mariano en Santiago, yo no estaba, pero me lo han contado. Rajoy, además de escritor de éxito se ha convertido en influencer literario, cada vez que menciona un libro hay gente que corre a las librerías a buscarlo. El último ha sido ‘Breve tratado sobre la estupidez humana’, un librito pequeño y divertido sobre la estulticia que todos somos capaces de albergar y de soltar al mundo en mayor o menor medida y frecuencia. 

El libro está bien, pero casualmente al autor se le ocurre señalar como ejemplo de estolidez máxima a los nacionalistas, por supuesto catalanes, que del chovinismo de otros imperios no dice tanto, y es que ya saben, eso de valorar la tontería de otros siempre va por barrios.

Sarcasmos aparte, que los políticos vayan habitualmente a las librerías, que hablen de sus lecturas o sean vistos con libros en la mano, que hagan cola en la caja con una novela negra, un ensayo sesudo o un entremés, está muy bien. 

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