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Malos humos

En España, cuna de la improvisación, el Gobierno financiaba hasta ayer la compra de los coches diésel que ahora demoniza
 

Atasco. AEP
photo_camera Atasco. AEP

EL PLAN PIVE 8 fue el último impulso del Gobierno para la renovación del parque automovilístico español. Dotado con 225 millones de euros, terminó oficialmente el 31 de julio de 2016, entre muchas quejas del sector de la automoción, que reclamaba la convocatoria de nuevas ediciones de este programa que movilizó desde su primera experiencia, en septiembre de 2012, más de mil millones de euros. Fue una auténtica bombona de oxígeno para los concesionarios, que consiguieron capear así los rigores de lo más duro de la crisis, aunque con el paso del tiempo cada día hay más gente convencida de que detrás de esta iniciativa de la Administración Rajoy también se escondía algo de trampa, como acaba de quedar demostrado.

Y es que España, cuna de la improvisación política, es incapaz de completar una transición entre gobiernos sin que suponga una ruptura brutal en la concepción del país. Solo así se explica que durante seis años nos hayan metido por los ojos la compra de coches diésel, financiándolos con millonarias ayudas del Estado, y del día para la noche todos esos vehículos se vayan a convertir en un auténtico problema para quien los haya adquirido.

La razón es que el gasóleo pasa a ser a partir de ahora un combustible demonizado por su alto impacto contaminante. Es cierto que los escándalos de las emisiones de las grandes marcas de la industria automovilística han dado argumentos a los opositores al diésel, pero también es justo reconocer que no puedes llenar el país de este tipo de coches con la ayuda del dinero público y, una vez que lo consigues, intentar recaudar vía impositiva todo lo que has invertido. 

→ Las cuentas del ministerio
Las cuentas son bien claras y no porque las eche yo, que soy de letras, sino porque es la ministra María Jesús Montero la que calcula que si se eleva el impuesto general que grava el gasóleo hasta igualarlo con el de la gasolina las arcas del Estado ingresarán 2.140 millones de euros, el doble de lo 
gastado en el Pive. La gasolina tiene hoy un recargo general de 40,25 céntimos y el diésel, 30,70. La idea es subir el segundo hasta equilibrarse con el primero, lo que supondrá la equiparación histórica del precio de ambos carburantes, pero por la vía del alza —subir casi 10 céntimos el litro de diésel—, como casi siempre en este país.

Y por si esta medida socialista no bastase, el Partido Popular también dejó en los presupuestos una herencia envenenada para que, a partir del 1 de enero de 2019, se suprima el impuesto autonómico que aplican algunas comunidades al carburante y, a cambio, se eleve el especial, que pasará de 2,4 céntimos por litro a 7,2. Así, habrá comunidades como Galicia, con el tramo autonómico máximo (4,8 céntimos), que no noten esta subida, pero en otras comunidades miles de conductores de coches diésel se tendrán que rascar el bolsillo como nunca, ya que es una subida que se acumula con la explicada antes del impuesto general.

Así que el panorama es que el diésel común —el agrario y el de calefacción se excluyen— no tardará en convertirse en artículo de lujo, como el pulpo, si es que ya no lo es. La diferencia es que si no quieres ir a cenar a Aurora do Carballiño pues te vas a Telepizza, pero del gasóleo eres prisionero. Especialmente después de que el Estado haya inundado las carreteras con este tipo de vehículos antes magníficos y ahora, de repente, altamente contaminantes. 

→ Impuestos verdes
Pero el ridículo puede resultar todavía mayor. Porque esta improvisación ‘made in Spain’ que dañará los bolsillos de millones de españoles se produce en un país que está en el furgón de cola de la UE en educación ambiental, protección natural e impuestos verdes. España está entre los países con menor porcentaje de fiscalidad ambiental, solo por delante de Lituania y Eslovaquia. Llevamos años de retraso con los llamados impuestos verdes, pero de repente nos entra la prisa por gravar el gasóleo, mientras el año pasado subvencionamos con 1.000 millones de euros los combustibles fósiles.

Además, la fiscalidad verde nació en Europa con fines más didácticos que recaudatorios. Se trata de cambiar conductas, no de hacer caja. Justo lo contrario de lo que ocurre aquí, donde primero te ‘regalo’ el coche y después, cuando dependes de él para todo, te crucifico con los impuestos.

Galicia celebrará otro año más su particular día de la 'micropatria'
El año pasado el líder de Anova, Antón Sánchez, se acercaba desde el parque de Galeras, donde su partido celebraba el 25-X, al vecino de Vista Alegre para saludar a Luís Villares en la fiesta de En Marea. Este año repiten guion y escenarios, pero no se sabe si visita, ya que dese entonces la relación entre sus equipos se ha ido deteriorando. Si BNG, CxG, Anova, En Marea o Cerna no son capaces ni de juntarse el Día da Patria, aunque sea fugazmente como en la visita de Sánchez de 2017, poco se puede esperar del nacionalismo ante el debate territorial que se abre en el Estado, donde Galicia necesita más unidad que nunca para defender su rol en España.

Baltar continúa tensando la cuerda
EL PPdeG de Ourense siempre fue un verso suelto dentro del partido, pero el barón José Manuel Baltar parece esta temporada especialmente desafiante con la dirección del partido, dentro de esa especie de pulso que siempre mantiene con el entorno de Núñez Feijóo. Si hace aproximadamente un mes Baltar era el primero en marcharse del macroacto en el que el líder del PPdeG confirmaba que se quedaba en Galicia, abandonando la fiesta popular de una forma un tanto brusca, esta semana fue el primero de los compromisarios gallegos que hizo público su apoyo a uno de los candidatos, en este caso candidata, Sáenz de Santamaría. Él levantó la liebre y, en cierto modo, desencadenó un efecto dominó por el que muchos barones y altos cargos acabaron haciendo públicas sus preferencias, lo que echó por tierra esa estrategia de [falsa] neutralidad que el partido mantenía con su silencio. Lo peor de todo para el PPdeG es que, independientemente del resultado, no compareció en este proceso interno con la unidad esperada. 

La politizada despedida de Albor
La Catedral  de Santiago será este lunes el escenario, a las 18.00 horas, del homenaje público e institucional a Gerardo Fernández Albor, algo más de una semana después de fallecer a los 100 años de edad en Santiago. Será un acto abierto a todo aquel que quiera despedirse del que fue primer presidente de la Xunta autonómica, después de que el fin de semana anterior se celebrase un funeral familiar en el tanatorio de Boisaca, que en teoría era algo más íntimo pero que en cierto modo acabó convertido en un acto demasiado politizado. Eso es lo que piensan algunos familiares del médico que fundó La Rosaleda, que ya de arranque rechazaron instalar la capilla ardiente en el Museo do Pobo Galego, como les ofrecieron desde la Xunta. Aunque reconocen que se trataba de una persona pública de gran relevancia y son conscientes de la buena relación que mantenía con Feijóo y el PPdeG, lo que no gustó en el entorno familiar fue la presencia de Casado y Soraya, ya que al estar metidos en campaña politizaron demasiado el funeral. 

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