Blog | El Ala Oeste

La conquista del oeste

DE LA complejidad de acometer las grandes obras del ferrocarril da excelentes pinceladas el fallecido Henning Mankell en su novela ‘El chino’, en la que describe las penurias de los trabajadores irlandeses, africanos y asiáticos en la construcción de las primeras líneas de Estados Unidos en el sigo XIX. Entonces, para los promotores del desafío lo más importante eran los plazos. Daba igual si al volar una montaña la dinamita se llevaba por delante a diez operarios o si las mediciones no se ajustaban exactamente al plano: el ferrocarril tenía que llegar a su destino.

Salvando las diferencias, los promotores de las nuevas líneas ferroviarias de nuestros días parecen conservar intacta esa filosofía de que lo relevante son los plazos. No para cumplirlos, ojo, pero sí para convertirlos en el eje del debate político, como quedó reflejado nuevamente esta semana en la reunión mantenida por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna.

Del encuentro salió un nuevo calendario para la alta velocidad gallega que sitúa su horizonte en el tercer trimestre de 2019, casi un año después de lo prometido por la ministra Ana Pastor, cuatro años después de la fecha fijada por José Blanco, siete años de retraso con respecto a la anunciada por Magdalena Álvarez y nueve después de la recogida por Álvarez Cascos en aquel famoso Plan Galicia.

El titular de la Xunta tuvo esta semana la valentía de admitir públicamente que los gallegos fuimos engañados en los últimos años con respecto a una infraestructura fundamental para el desarrollo económico, como dos siglos atrás lo fue el ferrocarril americano para el despegue de los territorios del oeste. Pero lo que no acaban de comprender los políticos, unos y otros, es que tras sobrevivir hasta hoy sin alta velocidad a los ciudadanos ya les da un poco igual si el famoso Ave llega a finales de 2019, mediados de 2020 o principios de 2021. Lo que preocupa es que, tras invertir una auténtica millonada, el resultado sea el esperado, especialmente en términos de calidad y seguridad, este último especialmente relevante tras lo ocurrido el 24 de julio de 2013 en Angrois.

Por eso sorprende que la demanda de los nuevos plazos sea la prioridad con la que Feijóo pareció plantarse en el Ministerio de Fomento o que los partidos de la oposición pidan ahora la cabeza del presidente y del ministro por el nuevo retraso, siendo muy pocos los que verdaderamente vayan al fondo de la cuestión. ¿Qué Ave tendremos?

→ La interpretación técnica
Los expertos ven viable el nuevo plazo dado por Fomento, pese a ser ajustado. Será cuestión de voluntad política y de 'echarle billetes' al asunto, pero al menos la promesa de De la Serna no suena tan disparatada como algunas de sus predecesores. El Ave que llega de Madrid vía Olmedo y Zamora estará en Ourense en el tercer trimestre de 2019. A partir de ahí toca el periodo de pruebas, en el que Renfe usa tres trenes 'auscultadores' que se encargan de comprobar que todo, desde el trazado hasta la catenaria o la señalización, está ok. Después los maquinistas hacen unos viajes sin pasajeros para conocer el trayecto. El procedimiento puede completarse en dos o tres meses, lo que sitúa la llegada del Ave en 2020. Sin embargo, de otras cuestiones poco o nada se sabe.

La primera pasa por aclarar cómo se completará ese enlace entre Zamora y Ourense, ya que no es lo mismo atravesar la durísima orografía de la zona con una auténtica vía de alta velocidad como la que une ya Zamora con Madrid, que es lo lógico y lo proyectado, que hacerlo con una de inferiores prestaciones, que sí podría ahorrar tiempo en la ejecución, pero no tanto en el viaje.

Y la segunda cuestión pasa por conocer cómo se conectará la red interior gallega a ese Ave, porque los trenes que circulan tanto por el eje atlántico como por la línea Santiago-Ourense lo hacen sobre vías de ancho ibérico —propio de España y Portugal—, mientras que la línea Madrid-Zamora ya opera en ancho UIC, también llamado internacional o estándar —el más usado en Europa—, que es 23 centímetros más estrecho.

Actualmente esa diferencia se soluciona con un cambiador de ancho en Zamora, que pasa del UIC al ibérico para que el convoy pueda entrar en Galicia. Actualmente, en los polémicos tramos entre Ourense y Zamora se están construyendo túneles y la plataforma, el lugar donde más tarde se asentarán las vías y que es igual para el ancho ibérico que para el internacional, de ahí que por ahora no ofrezca pistas. Por eso resulta fundamental saber cómo será esa vía. En el peor de los casos, la alta velocidad auténtica, para trenes de ancho fijo UIC, se quedaría a las puertas de Galicia, que seguiría un tanto aislada y con un tren de segunda división. Pero en el mejor de los casos, el Ave sí que volará entre Madrid y Ourense.

A partir de ahí ya se plantearía otro problema para Fomento: la conexión del Ave genuino con las líneas actuales de Galicia, de ancho ibérico. Hacerlo bien implica una inversión millonaria y años de trabajos, pero por primera vez se podría hablar de que la comunidad estaría plenamente conectada con un auténtico Ave. La alternativa es hacerlo mal, lo que vulgarmente se conoce como un parche o una chapuza.

→ La interpretación política
Hasta el momento, desde Adif o Fomento nadie explicó estos interrogantes que rodean un proyecto que está marcando la agenda política gallega en el arranque del año. Los políticos andan a los plazos y a Feijóo este retraso le va a generar más de un dolor de cabeza. Por el momento, ya hay quien empieza a ver alguna mano negra dentro del Ministerio de Fomento y también quien sospecha de la coincidencia de la teórica fecha de inauguración de la línea con las próximas elecciones autonómicas.

La conselleira Ethel Vázquez insinuó ayer en Lugo que todo lo que se está hablando sobre el Ave carece de sentido si Mariano Rajoy no consigue aprobar los presupuestos. De ahí que hablar de plazos no tenga sentido. "El Ave es una vez; o se hace bien o no se hace". Lo dice Luis Baamonde, ingeniero con raíces en Muras y considerado uno de los mayores expertos en trenes del país. Lleva estudiándolos casi desde que los forajidos atravesaban troncos en la vía para dar el palo durante la conquista del oeste, en la que, como ahora, parece que solo importaban los plazos.

Comentarios