PODEMOS QUIERE rearmarse en Galicia tras unos años dando bandazos, sin un liderazgo claro ni un proyecto definido. Lo del partido morado aquí es como la gaseosa: irrumpió con fuerza en 2015 presumiendo de sus 16.000 afiliados y acabó perdiendo todo el gas, enfrascado en líos domésticos y procesos internos fallidos. Y aunque sería injusto depositar toda la responsabilidad en la actual secretaria general, Carmen Santos, parece que pagará los platos rotos, porque en Madrid Echenique no comulga con ella. En cierto modo es normal, ya que no hay que olvidar que cuando ganó las primarias en abril de 2016 lo hizo contra todo pronóstico, porque no era la candidata de la dirección sino de los círculos. Y aunque últimamente trató de buscar aliados internos con su defensa pública de Paula Quinteiro, parece que esos pactos ni eran muy fiables ni siquiera suficientes para salvarla de la quema. En este contexto, Pablo Iglesias y los suyos mandan a Antón ‘Tone’ Gómez Reino a poner orden en la sucursal gallega, hoy según algunos peligrosamente diluida dentro de En Marea. De hecho, el diputado coruñés, fichado en su día por Breogán Riobóo, ya ejercía en la práctica como el verdadero engranaje de Podemos entre Galicia y Madrid, puenteando a Santos. Salvo una improbable sorpresa como la de 2016, en la que perdió la candidatura oficialista, se da por hecho que este otoño Tone se convertirá en el nuevo líder de Podemos Galicia. Aunque parece que tendrá que ser con primarias.
- Lo que hay que detrás del movimiento
Pero detrás de su desembarco hay más cosas que el simple deseo de Podemos de pacificar el noroeste. El partido morado quiere aprovechar su excelente relación con la Marea Atlántica de A Coruña, de la que fue cofundador, para fortalecer el nexo de unión entre el partido y los movimientos locales. También tiene sintonía con Compostela Aberta y otras marcas municipalistas, además de línea directa con su compañera del Congreso Yolanda Díaz, quien aún maneja EU.
De esta forma, Tone Gómez Reino podría ser esa figura capaz de reagrupar y reilusionar a todo el sector crítico que se opone a la dirección oficial de En Marea, encabezada por Luís Villares. La recomposición del espacio rupturista en Galicia, que es más o menos lo que intenta hacer Martiño Noriega con la mesa por la confluencia —lastrada por las diferencias internas—, se realizaría así bajo el paraguas de Podemos y no de un partido nacionalista como Anova.
¿Y qué gana Gómez Reino con este movimiento? De arranque, liderar Podemos Galicia es compatible con seguir en el Congreso, aunque su próximo destino podría estar más lejos. La idea sería que el coruñés encabece la lista de Podemos a nivel nacional para las europeas en 2019.
- El verdadero problema de fondo
Incluso se podría dar el caso, si no fructifica la vía europea, de que se piense en un perfil como el de Gómez Reino como posible candidato a la Xunta en 2020. Lo que ocurre es que esa misma idea la tendría Martiño Noriega, por lo que dos pesos pesados dentro del mismo espacio político, por mucho que ahora estén unidos —principalmente por su oposición a Villares—, pueden generar fricciones. El alcalde de Santiago siempre mantuvo el gen nacionalista, por lo que no tendría buen encaje que liderase un proyecto cada vez más ‘españolizado’ como el de Podemos; mientras que Tone representa hoy a la línea oficial del partido morado, la misma que ningunea a los diputados de Anova en el grupo confederal, Fernán Vello y Alexandra Fernández, lo que también generaría recelo en algún sector nacionalista. Además, estaría la figura de Villares, que no tiene ninguna intención de tirar la toalla. Así que, al final, solo puede quedar uno.
El escenario actual del rupturismo revela, no obstante, que el problema de fondo no está en los nombres sino en lo mal que está digiriendo Unidos Podemos su convivencia con los nacionalismos. Entre los que mandan hay voces que creen que el coqueteo con la libertad para decidir y el independentismo los erosionó, por lo que piden ‘españolizar’ Podemos, algo a priori incompatible con los socios gallegos, catalanes o vascos. A Xavier Domènech lo enviaron del Congreso a apagar fuegos a Cataluña y acabó chamuscado. Así que Tone haría bien en tomar buena nota ahora que prepara su desembarco en Galicia.
La obsesión de Feijóo con el Xacobeo 2021 ya tiene otras lecturas
Tezanos mete las tenazas en el CIS